Juan Mora reverdece laureles y logra un triunfo rotundo en Las Ventas

Después de dos días para olvidar. El sábado llegó la tarde de los toreros para el aficionado y no defraudó. Cinco orejas, quizá demasiadas, pero un festejo en el que los sentimientos se desbordaron. Juan Mora dejó su sello desde los delantales al que abrió plaza. Después llegarían dos series de derechazos con torería. Lo mejor al natural, dos series de exquisita plasticidad, de pases largos, dulces, suaves, de mano baja, nada forzados, sin necesidad de componer la planta o buscar posturas.

Otra más llegó antes de tirarse a matar sorpresivamente aprovechando que siempre torea con la espada de verdad. El toro rodado y las dos orejas en su mano.

Otra paseó del cuarto tras una labor de menor nivel pero plagada nuevamente de sentimientos. También pasearon una oreja esa tarde sus dos compañeros de cartel. Curro Díaz en su segundo manso, reservón y descastado estuvo valiente. Dibujó varios naturales metiéndose entre los pitones del toro. Lo mejor fue su gran estocada.

El burgalés Morenito de Aranda pechó con un sexto que fue el mejor del festejo. Dejó una faena en la que abundaron los remates preciosistas con trincherazos, trincherillas y de pecho, de alto nivel. Toreó bien al natural mandando en las embestidas. Mató de un feo bajonazo que no fue obstáculo para que paseara una oreja. Una tarde que acabó triunfalista, pero en la que se pudo vivir la recuperación de un torero en poco más de dos horas.

Nada más
Irrelevante fue la novillada que abrió el jueves el ciclo. Un ganado manso y descastado que no dio opciones a la terna más prometedora del momento. Lo mejor fue la variedad capotera y la entrega del segoviano Víctor Barrio.

El viernes se lidió una corrida de Núñez del Cuvillo en la que sólo destacó el primero. Sin embargo el poco rodado Oliva Soto que confirmaba su alternativa no terminó de aprovecharlo.

Algunos hablaron de una recuperación de Alejandro Talavante tras dos faenas en las que sólo destacaron dos naturales a su primero.

Pero nada más lejos de la realidad. Porque igual de perdido sigue Manuel Jesús Cid, El Cid, tras un buen mes de agosto.

Estuvo siempre descolocado y abusando del pico.

Texto: José Luis Arcángel