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Los nuevos pobres de la crisis

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miércoles 22 de octubre de 2014, 11:14h

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E n lo que va de año, el Ayuntamiento de Guadalajara ha destinado 270.000 euros a las situaciones de emergencia social. La cifra, que puede resultar simplemente anecdótica, cobra sentido si añadimos que esta institución ha multiplicado por cinco las ayudas destinadas a emergencias sociales desde 2007. En el caso de Cáritas Diocesana, durante el año 2009 atendieron 30.000 casos en la provincia de Guadalajara, casi el triple que el año anterior.

Por su parte, el nuevo comedor social que gestiona ACCEM y Cáritas atiende las necesidades de una media de setenta usuarios diarios, cinco veces más que en 2008. En el caso de la Conferencia de San Vicente de Paúl, con sede en la parroquia de San Nicolás el Real, han pasado de manejar cincuenta casos anuales a auxiliar a más de 2.000 personas en el fatídico ejercicio de 2009, en el que la evolución de la crisis económica consiguió que la pobreza penetrara en la clase obrera de Guadalajara. Los números hablan de un drama a tiempo real que empeora cada día. De la desesperanza de un parado de larga duración se pasa cada vez con más frecuencia a los famosos 426 euros mensuales y finalmente a la extinción del subsidio. Cuando las familias dejan de percibir ingresos, el pago de la hipoteca, el alquiler, el agua, el gas o los alimentos toman la apariencia de una carrera de obstáculos insalvables. Para estas
situaciones de extrema necesidad, muchos acuden a las puertas de la Iglesia -literalmente- para obtener ayuda. No es extraño contemplar, sobre todo por las tardes, nutridos grupo de inmigrantes de toda confesión a las puertas de las 31Cáritas parroquiales de la provincia. Pero no sólo los extranjeros tienen problemas a causa de la crisis. Cada vez son más los españoles que se ven obligados a pedir ayuda para pagar sus facturas. Según afirman desde la Conferencia de San Vicente de Paúl, cada vez son más los que precisan soporte económico, pero acuden a menos a solicitarla, debido principalmente a que primero acuden a sus familiares para obtener apoyo. “Nunca pensé que acabaría pidiendo ayuda”, es la frase más escuchada por muchos de los voluntarios que atienden desde las organizaciones laicas y religiosas sin ánimo de lucro como Cruz Roja o Cáritas y que se ven desbordadas por las peticiones de ayuda que desde las instituciones gubernamentales no pueden ser atendidas. Los recibos no esperan a fin de mes y las deudas apremian a aquellos que perdieron su puesto de trabajo hace ya muchos meses. Son los nuevos pobres, hijos de esta brutal crisis que nos azota. Padres o madres de familia que perdieron su puesto de trabajo demasiado jóvenes para jubilarse, pero demasiado mayores para encontrar otro trabajo, jóvenes casi treinteañeros que aún no han encontrado un trabajo estable, si es que han tenido la suerte de incorporarse al mercado laboral, jóvenes madres o padres separados con hijos a su cargo…
La clase media que llevaba a sus hijos a un colegio normal, que se podían ir de vacaciones “una semanita a la playa”, comprarse esa televisión de plasma, llevar a los niños a inglés o tenis… Personas en un entorno laboral, social y familiar perfectamente normalizado que hoy no tienen ni para comer y que un día, de repente, se ven abocados a superar la vergüenza de tener que admitir que no han podido gestionar la situación y que tienen que tomar la última decisión que hubieran querido: exponer su intimidad públicamente, llamar a las puertas de las ongs, de las organizaciones “de los pobres” y pedir dinero para las necesidades más básicas: pagar el recibo de la luz, del agua, de los colegios de los chicos, del material escolar, para poder llenar el frigorífico…
En 2009, según el último informe publicado por Cáritas España se prestó ayuda de primera necesidad a 800.000 personas, 150.000 más que el año anterior y el doble que hace dos años. Los datos referentes a la provincia de Guadalajara no son menos alarmantes: en el año 2009 se invirtieron 354.861 euros en ofrecer 4.879 desayunos, 19.422 comidas y 5.176 cenas. Además, en los albergues de la red Cáritas en Molina de Aragón y Betania de Guadalajara pernoctaron 2.986 personas a lo largo del pasado año. Por otro lado, también es muy relevante el número de personas que acuden a Cáritas con el objetivo de encontrar trabajo. El programa orientado a la búsqueda de empleo en Guadalajara y Azuqueca de Henares atendió en 2009 a 1.253 personas. Además de la financiación, hay que agradecer el trabajo altruista de 520 voluntarios y 33 profesionales contratados, sin los cuales miles de familias de Guadalajara tendrían graves problemas para llegar a fin de mes. Ojalá lleguen pronto los buenos tiempos, de los que tanto se habla, y España y sus ciudadanos deje de necesitar la ayuda de voluntarios y asociaciones. Sea.◆

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