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Brillante vigésima quinta edición del Certamen de dulzaina José María Canfrán

Brillante vigésima quinta edición del Certamen de dulzaina José María Canfrán

La permanencia en el tiempo del festival y de la Escuela de Dulzaina en Sigüenza es el mejor homenaje que la Ciudad del Doncel puede hacerle a la persona

Por REDACCION
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redaccionguadanewses/9/9/19
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:14h

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El certamen de dulzaina que lleva el nombre del músico que recuperó la dulzaina en Guadalajara, José María Canfrán Lucea, cumplió el pasado domingo con brillantez la efeméride de su XXV aniversario. Como cada año, la organización había programado un cartel de mucha calidad, en el que de nuevo estaba previsto el homenaje a un viejo maestro del instrumento. En esta ocasión fue reconocida la labor del tristemente desaparecido dulzainero segoviano Luis Barreno. La de 2012 ha sido la primera edición que ha tenido como escenario el Auditorio de El Pósito con la entrada gratuita, como siempre. SIGUE
“La selección de grupos pretende mostrar el momento de la música folk en la península, sin olvidar lo nuestro”, explica José Antonio Arranz, tesorero de la Asociación de Dulzaineros de la ciudad del Doncel que organiza y patrocina el certamen, en colaboración con el Ayuntamiento de Sigüenza. Consecuentemente la primera actuación del festival correspondió a los “Dulzaineros de Sigüenza”. Para caldear el ambiente de una platea que presentaba un lleno absoluto, interpretaron tres piezas clásicas de las que ofrecieron su propia versión. Empezaron con las “Seguidillas y Jotas de La Alcarria”, luego hicieron los “Paloteros de Utande” al estilo tradicional, para terminar con la “Jota de San Pascual de Maranchón”.

A continuación los dos hijos de Luis Barreno recogieron una placa, obra del cincelador Mariano Canfrán, y un pergamino en reconocimiento a la labor de su padre en el ámbito de recuperación de la música tradicional castellana. Los segovianos recibieron emocionados el aplauso del público antes y después de su actuación puesto que ellos mismos, que han seguido la tradición musical de su progenitor bajo el nombre de “Hermanos Barreno de Zarzuela del Monte de Segovia”, interpretaron varias piezas clásicas adaptadas por el gran Luis con dulzaina y tamboril al estilo más puro, como se hace en las fiestas de su tierra segoviana.

“Los Dulzaineros del Bajo Aragón” también dejaron bien patente en Sigüenza su calidad como grupo de música folk. El grupo está en la brecha en varios frentes de trabajo, la investigación, la edición discográfica y, sobre todo, interpretación musical. Si el objetivo inicial de este grupo aragonés era recuperar la figura del gaitero, muy pronto se vieron obligados a ofrecer conciertos y recitales didácticos contribuyendo de forma significativa a la recuperación y puesta al día de los músicos populares en el ámbito festivo. Para desarrollar esta labor han utilizado instrumentos tradicionales aragoneses, copia fidedigna de los que utilizaban sus predecesores, aprendiendo su técnica de interpretación y repertorio.

Las actuaciones se cuentan por centenares a lo largo de estos años y han recorrido todo el estado español, Francia y Portugal dando a conocer un patrimonio musical que muestra la auténtica riqueza de la música tradicional en Aragón. Su repertorio de calidad y con soniquete profundamente aragonés recibió al terminar el calor seguntino. Era la segunda vez que tocaban en la Ciudad Mitrada.

El cuarto y último grupo que actuó en el aniversario del Certamen fue el de los gaiteros de Galdakao (Bizkaia) o “Bizkaiko Dultzineruek”. Los vascos acompañaron el sonido de la dulzaina con el de la “triquitiza”, un acordeón de sonido muy especial, y el del canto tanto en castellano como en euskera. También se pudieron escuchar por primera vez en el José María Canfrán acordes salidos de la “alboka”, una especie de gaita cuyo uso ha quedado reducido al País Vasco. Su sonido es similar al de la gaita y, al igual que ella, el sonido no es interrumpido. El método utilizado para tocar es el de la insuflación continua y para ello se utiliza la respiración circular, técnica con la que se consigue respirar sin dejar de tocar. Los seguntinos agradecieron como siempre el aire norteño.

Sobre José María Canfrán y la dulzaina en Sigüenza y Guadalajara
José María Canfrán, en compañía de su redoblante, Carlos Blasco, comenzaron en 1986 de manera autodidacta y desinteresada a recuperar la dulzaina en Guadalajara, cuando ésta era apenas un vago recuerdo entre nuestros mayores. A ambos les espoleó la tradición seguntina de San Vicente, y también quizá la cercanía, física y espiritual, de Segovia.

Comenzaron a acudir a todo tipo de romerías y fiestas y recuperar este ancestral sonido por toda la provincia, siempre con un claro aspecto reivindicativo respecto a la situación de abandono de nuestro medio rural, convirtiendo la dulzaina en el "grito agonizante" de muchos de nuestros pueblos, además de recuperar y trasmitir una parte de nuestras tradiciones. Los dulzaineros de Sigüenza, acompañados posteriormente por Juanjo Molina al bombo, llevaron la castellanidad de Sigüenza en numerosos festivales de dulzaina, aunque siempre la prefirieron en su contexto, el de las calles y plazas de nuestros pueblos, por pequeños que éstos fueran. Durante catorce años han tocado en aproximadamente en 120 pueblos de Guadalajara y también en otros lugares.

José María Canfrán fue un gaitero en el más amplio sentido de la palabra, alguien que se implicaba en la fiesta con todo respeto y que sabía sin que nadie se lo dijera, lo que tenía que tocar en cada instante. Era, por tanto, un gaitero a la antigua usanza. Empezó a tocar de manera autodidacta, escuchando a los que venían a Sigüenza y grabando cintas de las que aprendía compulsivamente. Su inquietud dio origen en el año 1988 al Certamen que lleva su nombre desde su muerte, tristemente acontecida en el año 2001. El empuje de Canfrán logró también que se abriera el Aula de la Dulzaina y Tamboril en Guadalajara que ha estuvo marcada en lo didáctico por el gran dulzainero y maestro que es Javier Barrio.

También gracias a Canfrán en el año 1997 comenzó la Escuela de Dulzaina de Sigüenza por la que han pasado profesores, el propio Barrio incluido, como Antonio Trijueque, Juan José Molina tocando el tambor, Valentín Pérez Pezuela y Valentín Serrano. Este personaje tan querido por la ciudad es el responsable de que se haya mantenido la tradición por la dulzaina en nuestra provincia. Casi todos los actuales miembros de la Asociación son discípulos suyos. La consolidación del festival en veinticinco ediciones ininterrumpidas y la escuela de dulzaina son el mayor homenaje que su ciudad puede hacerle al gran José María Canfrán.



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