Amenaza, que algo queda

En España no vivimos, claro ese problema, pero si tenemos una cierta vocación que me parece peligrosa: advertir al personal desde la oposición que la mitad de lo que haga el gobierno que sea, tiene fecha de caducidad porque “eso lo vamos a cambiar en cuanto nosotros lleguemos”.

En la última semana han sido dos los avisos del PSOE: en Madrid don Tomás Gómez advirtió muy seriamente a las empresas que pudieran estar interesadas en el sector de la sanidad, que cuando ellos ocupen los despachos de La Puerta de El Sol, suprimirían por las bravas cualquier acuerdo firmado sin ninguna posibilidad de recurso o compensación. La primera en la frente.

La segunda la protagonizaba el propio Rubalcaba advirtiendo a las editoras de libros de texto, que mejor no cambiaran nada porque la recién aprobada Ley de Educación en Consejo de Ministros, tenía fecha de caducidad. No es fácil vivir en un país así.

Si yo fuera empresario no sabría realmente a qué carta quedarme de forma que optaría por no mover ficha y esperar tranquilamente o buscar países con un menor grado de incertidumbres. Lo malo es que yo, empresario, soy el que crea puestos de trabajo y si me paro, conmigo se paran muchas familias. ¿Cómo es posible que, con la que está cayendo, nadie tenga responsabilidad de estado? Pues no; aquí solo sirve el “amenaza, que algo queda”.

a.aberasturi