Abrir el juego en el rejoneo

¿Es bueno que el rejoneo se convierta en un duopolio al estilo Madrid-Barça, en el que los dos mejores equipos son cualitativa y económicamente muy superiores al resto?
La pregunta, en el ámbito futbolístico, se la hacen estos días directivos y jugadores de todos los clubs europeos pensando en sus respectivas ligas.

La globalización, sobre la base de un mercado liberalizado, impone su fuerza en los despachos y en los medios de comunicación potenciando una dualidad, cuando no exclusividad, protagonizada por muy pocos actores. En todos los ruedos: en los taurinos, en los políticos, deportivos o empresariales.

Orejas no son goles, y Pablo Hermoso y Ventura tampoco son empresas cuya marca pueda ser siempre rentable y permanacer inmutable en el tiempo.

Como le sucede a los jugadores de fútbol, sus carreras duran lo que duran ellos, sus fuerzas y su poder de convocatoria. Pero sus números tampoco son los de las estrellas galácticas del balón. La “nómina” de un Pablo Hermoso de Mendoza, siendo la más alta de su sector, no es ni de lejos equiparable a la de los caros fichajes del balompié. El rejoneo, aunque atrae a numeroso público, no es un espectáculo que cuente con unas estructuras de negocio como el fútbol. Ni se apoya en quinielas o audiencias televisivas con beneficios millonarios. Por eso, en sus temporadas, los grandes rejoneadores suman un alto número de actuaciones, cerrando el paso a todo el que ose aspirar a un puesto en los carteles de ferias.

Tendemos a personalizar en la figura individual de tal o cual torero a caballo. Pero ellos y sus equinos, también son equipos en los que estos van rotando o dando entrada a nuevas estrellas para consolidarse en lo más alto del fielato.

Medios para hacerlo, para crear esos equipos por méritos propios, sólo los tienen algunos. Otros se defienden a crédito o apretándose el cinturón, unos pocos tienen la suerte de contar con el respaldo de grandes fortunas y los más, se mueven en números rojos.

Así las cosas, en un contexto de recesión económica y de reducción general de festejos, la necesaria competencia es harto difícil.

Consciente de su interés, Pablo Hermoso ha aprovechado el envite de Ventura y dado entrada a Leonardo Hernández, con el que siente una mayor identificación personal y de estilo. El joven león se ha ganado a pulso un lugar entre los grandes.

En el rejoneo, en los puestos de champions, juegan casas como la suya, que ya puestos en metáforas futbolísticas, es como el mejor Atletic o Sevilla que recordamos. La de Andy Cartagena, el otro gallo de pelea, la podríamos comparar con el Villareal o el Valencia.

Con Álvaro Montes fuera de juego en 2010, el de Rui Fernández se ha convertido en uno de los equipos más interesantes de la temporada, y Moura, con variados y buenos fichajes, ha jugado numerosos encuentros en campos de menor importancia en España y otros de mayor trascendencia en Portugal, pugnando por entrar de nuevo en la élite.

Con clase, medios y buen toreo, Fermín Bohórquez y Sergio Galán se han mantenido en la primera división.

Encabezan la segunda, José Miguel Callejón y Raúl Martín Burgos que, toreando mucho y puntuando siempre en los “partidos de copa”, se ven frenados en su ascenso a primera. Como ellos, Sergio Vegas o Rubén Sánchez, buscan meter cabeza. La joven Noelia Mota ha encontrado su sitio, y hay dos nuevos valores que prometen: Manuel Manzanares y mario Pérez Langa.

La grandes figuras de a caballo no tienen que enfrentar la quema que supondría la retrasnmisión semanal de sus corridas. Incluso miden sus enfrentamientos en la cumbre. Los públicos van rotando y sólo un puñado de profesionales y aficionados puede “cansarse” de verlos.

Pero cabe preguntarse si una selección aún más rigurosa de sus comparecencias, maximizando beneficios como ha hecho José Tomás en el toreo a pie, no redundaría en su propio interés y en el del rejoneo.

El toreo a caballo ha evolucionado y mejorado una barbaridad en los últimos tiempos.

El profundo conocimiento que los rejoneadores actuales tienen del caballo de torear, ha llevado a varios de ellos a crear sus propias yeguadas, optimizando resultados y revalorizando una especie única en el mundo.

Hace falta valor y creatividad para abrir el juego y embarcarse en nuevos proyectos, en nuevas fórmulas artísticas y comerciales. Sin compromiso, acuerdos con empresas y medios, esto suena a utopía. Pero hay buenos ejemplos en el propio sector. Los toreros demuestran y transmiten un bravo incorformismo que sólo puede redundar en el beneficio de todos. ◆

Texto: Carlos Arévalo Nonclercq