El hundimiento de la izquierda da a la derecha de PP y Vox 207 escaños

Según último barómetro de Hamalgama Métrica para Vozpópuli la derecha se dispara, la izquierda se desploma y el país, cansado, gira con la misma parsimonia con la que se da la vuelta una tortilla. PP y Vox alcanzan juntos los 207 escaños, una mayoría absoluta de largo, mientras el bloque progresista se vacía de votos, de discurso y de fe.

El Partido Popular mantiene su motor encendido: sube hasta el 33,6% de los votos y 145 escaños, ocho más que el 23-J. Sin grandes alardes, pero sin perder el compás, la encuesta pinta la música de la estabilidad. Donde hay estrépito es algo más a la derecha: Vox se dispara al 18,6% y 62 escaños, su mejor marca desde 2019. Crece seis puntos en apenas un año y se convierte en el socio inevitable de un bloque que ya no necesita mirar al centro para sumar.

En cambio, el PSOE se desangra. Pasa del 31,7% al 26,5% y cae a 105 diputados, su peor dato en una década. Pierde 1,3 millones de votos y, más importante si cabe, el pulso narrativo. La encuesta apunta a lo que ya se respira en Ferraz: una fatiga que no se cura con relatos. Más de la mitad de los españoles cree que el caso de la UCO sobre la contabilidad socialista apunta a una financiación irregular; y hasta uno de cada cuatro votantes socialistas duda de que Pedro Sánchez repita como candidato.

Un 47% cree que Sánchez podrá agotar la legislatura incluso sin presupuestos ni Junts, pero un 30% lo da ya por imposible. Entre sus votantes, la fe se fragmenta: casi un 40% de quienes apoyaron al PSOE el 23-J hoy se abstendrían o no saben qué hacer.

Y si el PSOE se hunde, Sumar directamente se evapora. De los 31 diputados de julio de 2023 le quedan 7. Del 12,3% al 6,2%, una caída vertical de 1,5 millones de votos que convierte al proyecto de Yolanda Díaz (al que se suman Izquierda Unida, Más Madrid, los Comunes, una parte de Compromís y Mès) en una sombra de sí mismo. Mientras, Podemos —resucitado a golpe de Irene Montero— rasca 4 diputados y un 4,1%, confirmando que los despojos de la coalición no se crean ni se destruyen, se transforman.

El mapa resultante no admite matices. La derecha acumula el 54% del voto nacional, la izquierda apenas llega al 36,8%. El bloque conservador gana trece puntos en dos años y roza una hegemonía que parecía imposible tras las generales. La foto es tan clara que hasta el PNV, con sus 4 escaños, y Junts y ERC, con 6 y 7 respectivamente, quedan reducidos a actores secundarios de un tablero que se inclina hacia Génova.

Hay más síntomas del cambio de era: entre los antiguos abstencionistas, el 21% votaría hoy al PP y el 20% a Vox. En cambio, el caladero progresista se seca: Sumar sólo retiene un tercio de su votante original, mientras otro 28% se ha pasado a Podemos o al sofá.

En Ferraz ya no se discute la pendiente, sino el fondo del pozo. El propio Sánchez resiste sobre un 26% que ya no basta ni para ser referencia. La derecha, entretanto, avanza con la tranquilidad de quien ve caer el muro sin necesidad de empujarlo. Si se miran las tendencias, las curvas de PP y Vox suben en paralelo mientras las de PSOE y Sumar se cruzan rumbo al subsuelo.

La fotografía final que entrega la encuesta de Hamalgama es la de un país que ha girado de manera nítida, con la derecha alcanzando el 54% del voto frente al 36,8% de la izquierda. Desde julio de 2023, el bloque conservador no ha hecho más que crecer, mientras el progresista encadena una caída continua. Un país que un día votó "resistencia" parece inclinarse ahora por la revancha.