La Ciudad del Doncel contó con un variado programa de actos, aunque más austero que en épocas anteriores. Los turistas pudieron recorrer numerosos puestos que se desplazaban desde la catedral hasta el castillo seguntino, que hoy en día es un Parador de Turismo. En ellos podías comprar multitud de productos desde pendientes, hasta especias, pasando por artesanía. Desde 2 euros podías hacerte una fotografía con un pájaro o 5 si querías que una experta te leyera las cartas del tarot. No obstante, los puestos que más éxito han tenido son aquellos que venden bebida y comida, ya que con las altas temperaturas que ha hecho durante el fin de semana nadie se podía resistir a un refrigerio. En algunos como la crepería o el kebab tenías que esperar largas colas para poder disfrutar de sus productos.
El sábado es el día álgido de la fiesta debido a la exhibición de cetrería, justas medievales o el asalto al castillo, que se celebran en las eras del castillo donde se reúnen miles de personas que durante estos días han invadido la Ciudad Mitrada. No obstante, el acto más llamativo es el que se produce por la noche cuando unas mujeres disfrazadas de brujas recorren las diferentes calles de Sigüenza con danzas y sortilegios para terminar realizando el conjuro. Tras este acto, la gente se traslada a la plaza del Ayuntamiento para disfrutar del concierto.
La jornada finalizó el domingo con la lucha entre Pedro I y Enrique de Trástamara, un enfrentamiento que sucedió en los Campos de Montiel, pero que se realiza en esta Feria para contar de manera más exhaustiva la historia de Doña Blanca, que tras la batalla y su salida del castillo parte hacia su destierro en Andalucía.
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