Adiós, ladrillo, adiós. Crónica de una muerte anunciada

He pasado un rato agradable y ameno, leyendo las 241 páginas que conforman el libro Adiós, ladrillo, adiós. El autor no pretende hacer un ensayo sesudo o un informe sectorial sobre la crisis inmobilaria. Tampoco intenta, como otros, teorizar sobre lo práctico, o poner en práctica distintas teorías que persiguen dar soluciones a los múltiples problemas que ha creado el espectacular boom inmobiliario que se inició en España en 1997 y que todavía hoy estamos pagando sus consecuencias. No, decididamente, este libro no es eso. Este libro no es sino un relato simpático de sensaciones, percepciones y experiencias vividas en primera persona por el autor y que pone de relieve las miserias y grandezas de la condición humana ante la ambición y la codicia. El hombre está lleno de debilidades, se deja atrapar fácilmente por la envidia, el orgullo, la codicia y la avaricia, y puede tener muchos complejos.

El autor, profesional del sector inmobiliario, conoce a la perfección los intríngulis del mundo del ladrillo y cuenta, con cierto desparpajo, el nacimiento, desarrollo y fin de la crisis del ladrillo. A través de una serie de vivencias y anécdotas, el autor cuenta con un estilo directo situaciones, verdaderamente divertidas, donde las operaciones comerciales se discutían y negociaban no tanto en los despachos como delante de una buena comida. El guión era muy parecido: durante los entrantes, cual pavo real, cada parte mostraba sus poderes-quién soy yo y cuánto valgo-, en el plato principal, con los primeros efectos del vino, se buscaban lugares comunes, como la crítica al Gobierno, la gestión nefasta de la licencia en tal Ayuntamiento, etcétera. En el postre y en los cafés ya se atacaba el negocio por el que se había venido hablar. Y luego, si la cosa había ido bien y, sobre todo, si había habido feeling, tenía lugar la obligada partida de mus regada con los mejores whiskys y coñacs. Y después del puro, otra segunda copa en lugares de dudosa reputación. El cierre de una buena operación era la excusa perfecta para degustar las especialidades de sitios como Horcher, Zalacaín, Goizeko Wellington, Nicolasa, El Telégrafo... No pasaba nada. Había dinero. Como muestra un botón : un local situado en Villaverde fue adquirido por un primer promotor a 60.000 pesetas por metro cuadrado, después de seis meses y cuatro compradores, el precio rondaba las 400.000 pesetas por metro cuadrado. “¡Esto era Jauja, éramos los reyes del Mambo!”, llega a declarar uno de los personajes que aparecen en esta historia... Personajes que son fácilmente reconocibles e identificados en cualquier capital de provincia donde la fiebre del ladrillo ha hecho estragos.

En la última parte del libro, el autor hace un reflexión sobre la profesionalización del sector, la necesaria reforma de la ley del suelo, las viviendas protegidas y el reparto de las plusvalías entre la comunidad. Todo ello, con el propósito de sentar las bases para un nuevo paradigma en el sector, dentro del marco del libre mercado, con unas reglas de juego sencillas, claras y justas, que contribuyan al acorralamiento de las lacras de la corrupción, de la especulación insana y del intervencionismo público. ◆

TítUlo: ADIÓS, LADRILLO, ADIÓS
Autor: JOSÉ LUIS RUIZ BARTOLOMÉ
Editorial: libros libres

Texto: Lord Charles Albert