Los municipicos ribereños se oponen a un nuevo trasvase del Tajo al Segura

Es bien sabido que durante el pasado año hidrológico se ha trasvasado hacia el Segura más agua que ha entrado en los embalses de cabecera. Concretamente, mientras que los embalses de Entrepeñas y Buendía recibieron 360 hectómetros cúbicos de agua, fueron trasvasados 386 hectómetros cúbicos, lo que supone una política de esquilmación de la cabecera del Tajo. Pero lo más grave es que ya se han aprobado para esta anualidad hidrológica el trasvase de 102 hectómetros cúbicos, siguiendo con esa indubitada política de incomprensión con las necesidades que tienen no sólo los pueblos ribereños, a los que se nos está damnificando gratuitamente, sino la propia cuenca del Tajo, que ve como su situación medioambiental, social y económica se deteriora sin poder hacer uso de los prioritarios derechos que sobre el agua tiene.

A mayor abundamiento, a día de hoy la cabecera del Tajo cuenta con unas reservas de 599 hectómetros cúbicos, lo que supone un 24,21 por ciento de su capacidad, muy lejos de la cuenca del segura, a la que se le proporciona el agua, que está al 56,27 por ciento de su capacidad. Sirva como ejemplo de referencia de la política que no se puede continuar, que hace un año la cuenca del Tajo contaba con un 41,29 por ciento de sus reservas, mientras que la cuenca del Segura estaba en un 55,57 por ciento. Resulta más que evidente que por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente se está favoreciendo una zona más desarrollada y con mayores rentas y votos, y perjudicando gravemente a una zona menos desarrollada. Aparte de contribuir a la despoblación de la zona perjudicada, la cabecera del Tajo, sin importarle su viabilidad como espacio geográfico, ecológico, económico o social.

En una política claramente errónea, en la que los responsables políticos no pueden seguir anclados, se ha puesto de manifiesto en este año presupuestario la primordial atención a los intereses del levante frente a la indiferencia que produce la subsistencia de la cabecera del Tajo y el resto de la cuenca, pues mientras que a los pueblos aledaños a los embalses de cabecera se les han recortado, en los Presupuestos Generales del Estado, 10 millones de euros dirigidos a las obras de infraestructura para el abastecimiento humano, se han presupuestado, en esos mismo PGE, 10 millones de euros para obras en el canal del Acueducto Tajo Seguro. Desde nuestra perspectiva una más que lamentable decisión que ahonda nuestra inviabilidad.

Cuando el Estado debiera potenciar planes del desarrollo, fórmulas de fijación de población, realización inmediata de infraestructuras, porque recibe una cantidad ingente de dinero por el agua que a nosotros nos detraen, nos encontramos con un Estado que se alía con la explotación colonial que de la cabecera del Tajo hace el levante y es incapaz de cumplir en mandato constitucional de compensación interterritorial, favoreciendo las zonas más desfavorecidas, ni siquiera con el dinero obtenido de esas mismas zonas. Sólo desde el desprecio podemos justificar esta actitud política de marginación.

Nuestra última esperanza queda en que la Junta de Comunidades, con su Presidente a la cabeza, sea capaz de oponerse a esta sin razón y ponga racionalidad y esfuerzo en impedir que la cabecera del Tajo quede desolada y sin futuro. Su responsabilidad es prioritaria porque es nuestro gobierno autonómico y directamente responsable de contribuir a nuestra supervivencia, y no podemos pensar que su posicionamiento sea en contra de nuestros intereses y a favor de los intereses de las comunidades autónomas levantinas.

Por lo tanto es nuestro deseo que no se vuelvan a producir trasvases hacia el Segura mientras la situación en la cabecera sea de prealerta y con la precariedad de agua que existe.