Llevó a la COPE, los fines de semana y en su programa La Mañana, a ser el informativo más escuchado de España en su franja horaria. Otro tanto ocurrió cuando, tras saltar a la televisión, y con un formato absolutamente novedoso y de autor, Al Día, convirtió ese espacio de noticias y opinión en la TDT en el más seguido, en espectadores y en influencia, desde las pantallas de 13TV, la cadena de la Conferencia Episcopal.
Alfonso Merlos, hoy presidente del grupo El Mundo Financiero, entregado además a la dirección de comunicación corporativa a nivel nacional e internacional, acaba de publicar Ultimátum: la España herida y revuelta por el covid-19, en SND Editores.
- ¿Es usted pesimista sobre la deriva del país?
- No es ésa la visión que se traslada y el poso que deja el libro, pienso. Se trata de un examen, eso sí, a quemarropa, sin contemplaciones. España atraviesa un momento crítico, no resiste la mirada frente al espejo. Pero no son averías irreversibles.
- ¿Cuál es el principal problema que lastra nuestro progreso?
- El desastre de la educación se traslada generación tras generación y está dejando a nuestros jóvenes indefensos. Son dos, al menos, las generaciones perdidas; las mismas que, en medio de la falta de futuro, y noqueadas, matan el tiempo bailando en Tik Tok. La falta de un sentimiento de unidad nacional causa muchos más estragos de los que imaginamos, por otra parte. Y sin duda, la decadencia en la preparación y la excelencia de nuestros políticos es un colosal lastre.
- ¿Tenemos gobierno para rato?
- No le quepa la menor duda de que ni el presidente Sánchez adelantará elecciones bajo ningún concepto, ni sus socios, separatistas del más diverso pelaje, arriesgarán a poner el país antes de tiempo en manos de un gobierno de PP y Vox. Seamos sinceros: muchas de las personas que viven hoy de la política, demasiadas, no tendrían fuera de qué vivir.
- Precisamente, ¿qué opina de lo que pueda pasar en el futuro más inminente en la relación del PP con Vox?
- Están condenados a no hacerse daño porque, probablemente, lo harían más al conjunto de los españoles si les abocaran a un largo futuro de gobierno de impronta socialista y comunista. Desde las diferencias y el territorio que puedan marcar unos y otros, legítimamente, es de esperar que actúen con inteligencia y responsabilidad. Pero ni yo ni ningún periodista puede garantizar eso.
- En su libro, destaca la dramática pérdida de peso de España en el concierto internacional…
- Como ocurre en los banquetes, se nos ha dejado en la mesa de los niños, con menú de niños: fuera de las grandes conversaciones, negociaciones y, por descontado, de los grandes procesos de toma de decisiones. No contamos, no jugamos. La imagen que exporta nuestro gobierno es de una falta de nivel, de una ausencia de consistencia y hasta de una frivolidad pavorosas. Así es todo muy difícil.
- El covid-19, también dice en su Ultimátum, que ha consolidado la desinformación y la infodemia como amenaza para las sociedades abiertas…
- La desinformación es la aluminosis de nuestra democracia. La está carcomiendo, laminando y gravísimamente debilitando. Vivimos un tiempo de retroceso del espíritu crítico y del pensamiento, que son las auténticas bases del progreso democrático y del avance de las sociedades en cualquier orden: el científico, el cultural o el tecnológico. Es muy difícil ponerle puertas al campo pero hemos de evitar que el campo se convierta en un vertedero, en una escombrera.
- Otra de las cuestiones sobre las que llama la atención en estas 500 páginas es la inflación de contenidos relacionados con el feminismo radical… y el daño la convivencia. ¿A qué se refiere?
- En un momento en el que desde las redes sociales se fomenta el enfrentamiento, la crispación, la polarización y la destrucción del otro, hay dirigentes políticos que, en una actitud claramente irresponsable, han aupado el feminismo excluyente a lo más alto de la agenda. Y lo que es peor, no usándolo para que la Igualdad entre hombres y mujeres sea una conquista real y efectiva sin como arma arrojadiza. Y todo, en medio de postulados sectarios e indoctos. Una auténtica caricatura, demencial.
- ¿Cuál es el principal desafío para las nuevas generaciones?
- Recuperar la cultura del esfuerzo, huir de la vulgaridad, creer en una mejor formación y apostar por España. Es un horizonte de las clases medias. Las elites de este país, hace años que de una manera casi mecánica, dado el desastre de nuestro sistema, envían a sus hijos a universidades de Estados Unidos o incluso Europa para que se conviertan en personas de provecho y no desperdicien su talento y su vida. Y es lógico.
- Como diría un autor del 98, o incluso de la generación del 27: ¿tiene arreglo España?
- Pero hemos de tomar las riendas antes de que sea tarde y evitar que la mediocridad okupe y parasite las altas instituciones del Estado. Es paradójico que personas importantes, naturalmente empezando por inversores extranjeros, y compañías de otros países que se establecen aquí, vean con más claridad las oportunidades que tenemos que nosotros mismos. Hay que centrarse en lo importante. De una vez.
Si (
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