Carta al director: “Valorar la discapacidad”

Probablemente se considere un queja lo que voy a transmitir, cada cual que se lo tome como quiera pero creo que ya va siendo hora de que no nos quedemos callados ante cualquier circunstancia que se produzca en nuestra ciudad o en nuestra región.

El pasado 20 de junio presenté la documentación en el centro base para que se me valorara la discapacidad y movilidad reducida; ya partimos de que la tenía valorada en un 71% pero sin movilidad reducida porque en aquella época no se valoraba.

Y cuál fue mi sorpresa cuando me indican que hay una lista de unos tres o cuatro meses; lo único que se me pasa por la cabeza es pensar que tienen ellos más lista que sanidad, y no creo que haya más discapacitados que personas esperando en el hospital pero en fin así se quedó la cosa.

Mi malestar no es solo con la posible lista de espera o retraso que lleven a la hora de valorar, radica en primera instancia en que a día de hoy 17 de julio el expediente todavía ni siquiera lo han abierto, es decir que todavía no saben si está toda la documentación o falta algo...

Que luego no se las den en los MCS diciendo unas cosas que realmente no son, desgraciadamente el ciudadano de a pie tiene que esperar a que los funcionarios de turno trabajen sin estrés, no vaya a ser que se den de baja y para qué queremos más; señores que dirigen nuestros servicios públicos, hagan una reflexión y no digan lo que el ciudadano quiere oír. Ya estamos cansados, tomen las medidas que tengan que tomar para que realmente los servicios públicos funcionen adecuadamente y no tengamos siempre que esperar los mismos, porque seguramente si hubiera sido el hijo o el nieto de, o conocido del funcionario de turno su expediente hubiera estado el primero encima de la mesa.

Me pueden decir que estamos en época estival, pues bien señores, en muchas empresas privadas contratan gente para el verano, el Estado, Comunidad Autónoma o Ayuntamiento no puede hacer lo propio, gasten el dinero en lo que realmente necesita la ciudadanía y no solo en los caprichos de unos pocos.

Muchas gracias

Javier Bravo González