Entre el 5% y el 10% de la población menor de seis años de Guadalajara padece asma

En los últimos años, los especialistas han observado un aumento de personas con asma y obesidad infantil. Este hecho ha motivado la realización de diferentes estudios sobre el grado de relación entre ambas patologías. “Aunque la naturaleza exacta de esta asociación no se ha aclarado completamente, según los datos epidemiológicos publicados, la obesidad precede al asma, aumentando tanto su prevalencia como su gravedad y puede alterar la eficacia de los fármacos utilizados habitualmente para su tratamiento”, explica la doctora Vega. Por esta razón, los pacientes obesos con asma deben incluir en el tratamiento un programa de control de peso.

En la actualidad muchos padres entienden que sus hijos por el hecho de ser asmáticos no deberían realizar ningún tipo de ejercicio físico. Esto contribuye a un estrechamiento del tracto respiratorio, y que podría llevar a un asma severa a través de una reducción de la capacidad de extensión de los músculos bronquiales.

En este sentido, la doctora Vega afirma que “merece la pena valorar los beneficios que en el niño asmático tendría realizar ejercicio físico de forma regular y moderada, en concordancia con sus características personales”. Además, “se ha observado una correlación entre el Índice de Masa Corporal y el aumento del consumo de corticoides inhalados y broncodilatadores de rescate”.

El asma, fundamentalmente alergénico
El asma es una enfermedad crónica respiratoria que cursa con episodios de tos, falta de aire y ruidos respiratorios provocados por obstrucción bronquial. Esta obstrucción es característicamente reversible total o parcialmente, y el paciente puede estar temporadas sin desarrollar síntomas importantes. “Sin embargo, es un error realizar el tratamiento antiasmático solo en los episodios de síntomas intensos. En general, un buen control de la enfermedad precisa tratamiento de forma prolongada”, insiste la especialista.

Para conseguir un control de la enfermedad, es preciso un diagnóstico correcto de la causa que lo origina. En más de la mitad de los asmáticos adultos y en el 80% de los niños el asma tiene un origen alérgico. “Ser alérgico es el factor de riesgo más importante para el desarrollo de asma. Los alérgenos más relacionados con el asma son los pólenes, ácaros del polvo doméstico, hongos del ambiente y los epitelios de animales como perro, gato, caballo y roedores, aunque en Guadalajara la primera causa de asma alérgico son los pólenes (gramíneas, olivo, salsola y arizónica)”, subraya la doctora Vega.

La identificación del alérgeno causante del asma facilita medidas terapéuticas eficaces como la evitación de dicho agente o el empleo de inmunoterapia en los casos en los que esté indicada. “Las vacunas son capaces de modular la respuesta alérgica y mejorar los síntomas respiratorios de estos pacientes; estos aspectos del tratamiento deben completarse con fármacos, en su mayoría administrados por vía inhalatoria”, concluye la experta.