"Cada vez que paso por la carretera y veo el cartel del Estadio Escartín, me emociono"

Nacido en Madrid el 8 de agosto de 1902, Pedro Escartín, quien da nombre al Estadio más emblemático de nuestra provincia, fue árbitro internacional (el primer español, desde 1928 a 1948), entrenador (seleccionador nacional en dos etapas, en 1952 y posteriormente en 1961), jugador (Real Sociedad Gimnástica Española), escritor (Reglamento de Fútbol; Comentarios y Aclaraciones) y periodista (Heraldo de Madrid, El Alcázar, Pueblo, La Prensa, Marca, Radio España o Radio Centro). Un hombre polifacético, querido, respetado y reconocido incluso, fuera de nuestras fronteras. Recibió un Premio Ondas por su labor en la difusión del fútbol, miembro del Comité Disciplinario de la FIFA durante 27 años, además de Presidente del Colegio Nacional de Árbitros desde 1952 a 1961. En su etapa como seleccionador coincidió con una de las mejores hornadas de futbolistas de la historia de nuestro país: Zarra, Puskas, Gento, Luis Suárez, Venancio, Kubala, Ramallets, Gaínza o Di Stéfano, consiguendo clasificar al combinado nacional para el Mundial de Chile en 1962.

Sin duda, fue una eminencia, un sabio visionario, embajador e infatigable trabajador en pos de la modernización y actualización de un fútbol que a su parecer estaba obsoleto. Vivió en un siglo en el que Europa estaba convulsa merced a las continuas guerras, madridista hasta la médula, falleció en Majadahonda el 21 de mayo de 1998, horas después de que el Real Madrid conquistara su 6ª Copa de Europa. Queremos recordarle en esta publicación, fuera mayor o menor su vinculación con nuestra provincia, gracias a la amabilidad de su hijo, Pedro Escartín Marín, hoy médico privado y antaño, Jefe de Servicio de Gastroenterología de la Clínica Puerta de Hierro y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma.

GUADANEWS En primer lugar, mil gracias por antendernos Don Pedro. Es curioso que con la casi exclusiva dedicación de su padre al mundo del fútbol usted decidiera recorrer otro camino profesional.
PEDRO ESCARTÍN MARÍN Curioso porque de niño me obligaba literalmente a acudir con él al fútbol todos los domingos (risas). Si por entonces no me aficioné, como comprenderá, a estas alturas del partido no lo iba a hacer. Yo iba siempre después de la comida familiar de los domingos, que era tradición. Nos juntábamos con amigos y nos íbamos paseando hasta el Santiago Bernabéu. Eso sí, lo primero era saludar a los por entonces llamados trencillas. Era su obligación como Presidente del Colegio de Árbitros y por ende yo también tenía que extenderles la mano. Mi nieto, también llamado Pedro Escartín, es muy aficionado al Madrid, como es tradición familiar.

GN Por lo que veo han respetado la sucesión generacional, todos van adquiriendo el nombre de su padre.
PE Sí, el primero en llevarlo fue mi padre, después fui yo, más tarde mi hijo y luego este nieto mío, le han puesto así por conservar el nombre. Hombre tiene una voluta bonita, un estadio en Guadalajara , un busto en frente del Bernabéu. Fue una gran persona en el fútbol y muy querido.

GN ¿Quizá con el paso de los años uno se da cuenta de la repercusión y trascendencia que tuvo y tendrá la gran labor que realizó su padre?
PE Yo a Don Pedro siempre le he echado de menos porque le admiré y le he querido muchísimo, aunque no fuera aficionado al fútbol. Por mi condición de médico he viajado por todo el mundo, particularmente por Latinoamérica. Me asombraba cuando llegaba a alguno de estos países y me presentaba, inmediatamente me preguntaban si era hijo o tenía algo que ver con Pedro Escartín el del fútbol (risas), yo decía que sí y muchas veces se organizaba una pequeña fiesta cuando efectivamente se enteraban que yo era su hijo.

GN Sí, porque a su padre le llamaba todo el mundo Don Pedro, ¿verdad?
PE Eso es una cosa que siempre me llamó la atención. Quizás porque fue el padre de los trencillas, el que creó escuela y el que dignificó un poco la profesión de árbitro de fútbol.

GN Lo que más me impresiona es como un hombre puede hacer tantas cosas, bien hechas, a lo largo de una vida.
PE Y fue todo eso por un error médico. Mi padre nació con el siglo y en el año 17 o 18 tuvo una lesión pulmonar, algo frecuente en aquella época, era extremo izquierdo, por lo visto muy malo como jugador (risas). El médico que le atendió, el doctor Razábal, le prohibió terminantemente jugar al fútbol porque no podía con esa lesión. Entonces él le preguntó: “¿Oiga y yo puedo ser árbitro de fútbol?”, y el doctor que pensaba que ser colegiado era como ser juez de silla en un partido de tenis, le dijo que sí.

GN Parece que tuvo una vida apasionante.
PE Fue una vida plena. Él conoció la Europa en guerra, difícil de imaginar hoy en día. Los que se dedicaban al fútbol eran de los pocos privilegiados que tenían la posibilidad de viajar. Él vio la Francia ocupada por los alemanes e incluso pudo ver a los bombarderos pasar por encima suyo, aunque afortunadamente nunca tuvo un percance.