El fracaso de las élites

Habla de tres fracasos. En primer lugar, las élites económicas, intelectuales y políticas entendieron y previeron mal las consecuencias de la liberalización financiera, animados por fantasías irreales de que los mercados se autorregulan y estabilizan.

La élite reguladora falló por su incapacidad para prevenir la crisis. La élite financiera falló y se vió en la necesidad de ser rescatada. La élite política fue desacreditada por su buena voluntad de financiar el rescate de la élite financiera. La élite intelectual -los economistas- falló por su falta de prever la crisis y posteriormente en ponerse de acuerdo en las soluciones. A pesar de que el rescate era necesario, es correcta la creencia de que los sacrificados han sido los ciudadanos.

En segundo lugar, en las últimas décadas ha surgido una élite económica y financiera cada vez más separada del resto de los ciudadanos. Un cierto grado de plutocracia es inevitable en el devenir de las democracias y economías de mercado.

Pero siempre hace falta respectar una gradación medianamente ética que se vea como correcta. Si la mayoría de los ciudadanos ve a la élite económica como personas recompensadas muy generosamente por un desempeño mediocre y sólo preocupados por sí mismos, el equilibrio social puede comenzarse a romper.

En tercer lugar, la Unión Monetaria Europea impulsada por los políticos ha desembocado en una serie de problemas aún sin resolver. Las dificultades económicas son evidentes. En lo que menos énfasis se suele poner es en el desorden constitucional de la Eurozona.

Tenemos el poder concentrado en los gobiernos de los países acreedores (Alemania) y un trío de instituciones que no han sido elegidas democráticamente: la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, y el Fondo Monetario Internacional. Los gobiernos que los países en dificultades eligen democráticamente no tienen poder sobre esas instituciones, y por tanto hay un divorcio entre sus ciudadanos y quién ejerce el poder sobre ellos. La crisis de la Eurozona no sólo es económica, sino también institucional.

Concluye Martin Wolf diciendo que todos estos fracasos siembran dudas sobre las élites que rigen nuestros destinos. Termina diciendo que las élites deben ejercer como tales y hacerlo mejor. En caso contrario, todos sufriremos las consecuencias.

En fin, mucho de lo que Martin Wolf dice lo llevamos diciendo años desde estas líneas.

@arturogarciaal