Los test de estrés

El resultado, según casi todos esperan, será una hecatombe de las Cajas de Ahorros, que serán privatizadas o nacionalizadas. De ahí las presiones que está recibiendo el Gobierno y el retraso en su aprobación.

Además, se van a repetir los test de estrés que ya se hicieron por parte del Banco de España hace unos meses, según unos parámetros más estrictos. Nadie se cree sus resultados.

De una manera muy sencilla, un test de estrés consiste en transcribir en una hoja de cálculo el activo y pasivo de las entidades financieras y suponer escenarios. Por el lado del activo (préstamos a empresas y particulares) se separan los préstamos por sectores y destinatarios y se aplican diversos porcentajes de impagos, morosos, variaciones en el tipo de interés que se cobra, etc. Por el lado del pasivo (depositantes), los ingresos y retiradas de dinero, emisiones de títulos, retribución al dinero que obtienes, etcétera.

Las entidades financieras deberán obtener dinero de inversores privados o como puedan para cubrir los requerimientos de capital. En caso contrario, el Frob u otro organismo público deberá entrar a cubrir ese déficit vía aportación de fondos propios o deuda. En este último caso, el Frob accederá al Consejo de Administración de la entidad y, si obtiene la mayoría, tendrá control sobre la entidad. Es por esto por lo que se dice que se nacionalizarán las cajas que no consigan inversores privados.

Deseo que todos estos movimientos se hagan bien. Mientras tanto, seguiremos padeciendo el principal problema de la economía española, que es la falta de crédito a las empresas, cuya liquidez además resulta drenada por las entidades financieras.

El importe que tienen que obtener las entidades financieras es muy difícil de calcular, además de contener criterios subjetivos. Por ejemplo, el crédito al sector de la promoción inmobiliaria asciende a 319.000 millones de euros calculado por el Banco de España, mientras que las entidades declaran 239.000 millones de Euros. Si incluimos también el Sector Promotor, el Banco de España calcula que el importe es de 439.000 millones de euros. A esto hay que sumarles el resto de los sectores en dificultades (¿quién no lo está?): automoción, medios de comunicación...

Proveer tanto dinero como hace falta resultará imposible. Espero que, al menos, la cifra sea suficientemente alta como para tranquilizar al mercado y que el crédito vuelva a fluir hacia las empresas. Si hay compras masivas de cajas por parte de bancos, españoles o extranjeros, sería una buena noticia. Bien pensado, no hace falta tener más que seis u ocho entidades financieras en España, pongamos diez como mucho.◆