Uno de Alcoroches en los Últimos de Filipinas

En 1896 comenzaron en esas islas toda una serie de levantamientos independentistas que obligaron al gobierno de Cánovas al envío inmediato de tropas a las Filipinas. En estas tropas, había soldados que no podían pagar las 1.500 Ptas. con las que quedaban exentos de realizar su servicio militar, tal era el caso del soldado del 2º Batallón de Cazadores, DonTimoteo López Lario, natural de Alcoroches y labrador de profesión.

¡No se imaginaba el joven Timoteo de solo 21 años de edad, qué sucesos estaban a punto de vivir !. Su epopeya comenzó un 7 de febrero, cuando él y otros 49 hombres del 2º Batallón de Cazadores salieron de Manila con dirección a Baler. Al mando de esta fuerza se encontraban los tenientes Saturnino Martín Cerezo, Juan Alonso Zayas y el capitán de Infantería, Enrique de las Morenas que a su llegada a Baler, ocuparía el puesto de Comandante Político-Militar del distrito de Nuevo Príncipe, al que pertenecía la localidad de Baler.

El presidente Mckinley declaraba la guerra a España y mandaba la escuadra naval del comodoro Dewey a Filipinas. Pronto la escuadra de Dewey se enfrentaba a la del Almirante Montojo que quedaba destruida en la bahía de Cavite.

Esta derrota supuso que la localidad de Baler quedara aislada y con ella los héroes de Baler.

El 27 de Junio los habitantes de Baler abandonaron el pueblo viendo la que se venía encima, y percatándose de ello los soldados españoles se posicionaron en la iglesia de Baler tras recoger todas las armas, munición y víveres que les fueron posibles, dando así comienzo al heroico "Sitio de Baler" que es y será estudiado como uno de los ejemplos de entereza ante situaciones críticas en la academia militar de West Point.

El ataque de las fuerzas tagalas (tropas filipinas) comenzó el día 30 de Junio de 1898 y los españoles rápidamente se dieron cuenta de que se encontraban copados y que no les quedaba más remedio que rezar y prepararse para aguantar un largo asedio, hasta que tropas españolas vinieran en su auxilio.

Los tenientes organizaron la defensa de la iglesia con los escasos recursos que tenían, cavaron trincheras, perforaron pozos de agua e incluso construyeron un horno de pan.

El día 1 de julio los independentistas enviaron un mensaje a los españoles, donde se pedía la rendición incondicional de las fuerzas y donde se afirmaba que el ejército español había capitulado. Además ofrecieron alimentos y tabaco, a lo que los españoles respondieron regalándoles una botella de jerez y unos cuantos habanos. Las proclamas para que se rindieran fueron constantes e incluso les ofrecieron bonitas filipinas desnudas. Siempre que los revolucionarios pedían parlamento, el corneta español no respondía pero
si lo hacían los máuser de la tropa española. Los españoles no solo se dedicaron a defenderse sino que de vez en cuando atacaban las posiciones tagalas para destruir sus trincheras y parapetos.

El día 13 de Agosto, la capital Manila es tomada definitivamente por las tropas norteamericanas y el 10 de diciembre, se firma el pacto de París por el que España vende el archipiélago de Filipinas por 20 millones de dólares a Estados Unidos. A estas alturas los sitiados de Baler se encuentran ya en una situación muy precaria , 11 personas han muerto por el beriberi (falta de vitamina B), incluido el capitán Las Moreras y el teniente Alonso, y ya solo cuentan con 35 soldados para la defensa. Para los sitiados estas
noticias que les llegan sobre la rendición española son infundios realizados por los filipinos. Más tarde se acercaron a Baler, incluso diferentes oficiales españoles para convencer a Martín Cerezo de la rendición española, pero tampoco fueron escuchados.

El día 28 de mayo de 1899 llega a Baler en un vapor el teniente coronel Aguilar para pedir la rendición de los soldados, ya que hace 10 meses que la guerra está perdida, pero el teniente Martín Cerezo se niega a creer lo que dice, afortunadamente el oficial deja un fardo de periódicos dentro de la iglesia. Martín Cerezo dos días después, comienza a leer los periódicos y encuentra una noticia sobre el cambio de destino de un compañero que éste ya le había comentado hacía unos meses. Al leer esta noticia, el teniente pensó que los periódicos no podían estar falsificados, con lo que comprendió que España había perdido la guerra. El oficial reunió a su tropa y les comentó la necesidad de capitular, pero siempre bajo unas condiciones y si no eran aceptadas, "Pelearemos hasta morir y moriremos matando".

Aceptadas las condiciones de la capitulación el 2 de junio de 1899, tras 337 días de sitio es arriada la bandera española de la torre de la iglesia, que hecha jirones por las balas y las tormentas tropicales, no había dejado de ondear ni un solo día del sitio. Tras arriar la bandera se abren las puertas de la iglesia y en fila de cuatro salen los 33 heroicos soldados supervivientes de tan grande hazaña. Entre estos superviviente se encontraba nuestro Timoteo que tras casi tres años regresaba a su casa.

Quede este modesto artículo como recuerdo de uno de nuestros mejores héroes y al que tanto tiempo tardamos en reconocer.

José Luis Alguacil Rojo