Pareja vibró con sus fiestas patronales en honor a la Vírgen de los Remedios

Los prolegómenos de la fiesta de Pareja, ya a finales de agosto, le dieron todo el protagonismo a los niños. “Lo pasaron de maravilla”, recuerda María Tierraseca, concejala de Festejos. Los días grandes llegaban a partir del jueves, día 5 de septiembre. Fueron prologados por unos invitados de lujo, varios integrantes del Club Balonmano Guadalajara, encabezados por su presidente, Alejandro Ortíz, y por Mateo Garralda, el entrenador. Los pregoneros y cerca de un millar de personas más presenciaron el impresionante desfile de carrozas con el que comenzaba la fiesta. Hubo un total de 23, de todos los colores y temáticas imaginables. Tuvieron el denominador común de la originalidad de los atuendos y el buen humor de quienes los vistieron.

Introducidos por el alcalde, dieron el pregón Alejandro Ortíz, que tuvo el detalle de invitar a los parejanos a un partido del club, y el gran Mateo Garralda, que además de corear los vivas, repasó la actividad deportiva de la villa. Ese mismo jueves Pareja estrenó un divertido concurso de cócteles para las peñas que fue todo un éxito. “Gustó tanto, que lo repetiremos el año que viene”, indica María.

En el apartado musical, las orquestas Bakara, Mundo y Zona Azul dejaron un excelente sabor de boca en las noches y madrugadas parejanas, como también lo hizo la charanga sacedonera La Alegría Alcarreña, que fue la encargada de darle continuidad a la banda sonora de las fiestas, y de acompañar el sentimiento y la devoción local en las procesiones y actos más solemnes, y en los taurinos.

Precísamente el apartado taurino concluyó sin incidentes, a excepción de algún revolcón de las vaquillas a un par de valientes en la tarde del domingo. La exhibición de recortes, la novillada y el encierro por las calles, no registraron percance alguno. La novillada fue estoqueada por tres alumnos de la escuela taurina de Madrid. Los novillos, seis utreros de la ganadería toledana de La Laguna, dieron buen juego a los espadas. David Garzón cortó una oreja a su primero, y Luis Pasero dos al último. Borja García estuvo valiente, pero falló con el acero.

El encierro fue bonito y limpio, con cerca de mil personas presenciando el recorrido. Un centenar de mozos se atrevieron a correr delante del toro por Plaza de Palacio, calles de San Julián y de la Alegría, Travesía de Mediavilla y Mediavilla y Calle del Horno. Después de 45 minutos de suelta, las reses entraron de una vez a los corrales.

Además de los voluntarios locales y de la comisión de Festejos “que han estado ahí en todo lo que les hemos requerido”, añade María Tierraseca, han colaborado con la organización de las fiestas la Guardia Civil del puesto de Pareja y Protección Civil de Guadalajara. “A todos ellos, les trasladamos nuestro más sincero agradecimiento por su trabajo”, termina Javier del Río.