Los brotes verdes y el equilibrio

La impresión que tengo y que he confirmado en varias conversaciones, es que hay más movimiento en la economía. Bien está, y no voy a ser yo quien se ponga prudente.

Después de destruir dos millones de puestos de trabajo, no basta con dejar de destruirlos mes tras mes. Tampoco basta con crear unas cuantas decenas de miles de empleos. Hay que estar muchos meses creando centenas de miles de puestos de trabajo para volver a nivele similares a los de antes. Y es que una cosa es tener las grandes cifras macroeconómicas equilibradas, y otra estar contentos.

Me explico recurriendo al ejemplo típico de una gran familia. Hace unos años, esta familia tenía todos sus miembros en edad adulta trabajando. Sus ingresos y gastos estaban equilibrados, e incluso le daba para ahorrar un poco. Los hijos menores de edad iban a buenos colegios, salían al extranjero a aprender idiomas en el verano, salían a cenar siempre que querían, se iban de vacaciones, se daban sus caprichos, etc. De repente, se fueron quedando en el paro uno tras otro. Ahora mismo sólo la mitad conservan su empleo, mientras que la otra mitad está en el paro.

Mientras esto pasaba, perdieron el equilibrio financiero, y durante un tiempo contrajeron deudas intentado mantener su ritmo de vida. Esto les llevó casi a la insolvencia. Poco a poco fueron prescindiendo de gastos, y al cabo de un tiempo y mucha austeridad consiguieron volver a equilibrar su presupuesto. Esto les produjo una cierta alegría, siempre y cuando no pensaran en el nivel de vida anterior que disfrutaban, y las deudas en las que habían incurrido y que ahora tendrían que comenzar a pagar.

¿Les suena el cuento anterior a lo que ha pasado y está pasando en nuestro país? En esto consiste el equilibrio presupuestario. Antes ingresos y gastos estaban equilibrados. Ingresábamos 5.000 € al mes, y gastábamos 5.000 €. Ahora ingresamos 2.000 €, y gastamos 2.000 € al mes. ¡Equilibrados estábamos y estamos, pero mejor el equilibrio anterior!