Banco Popular, ¡quién te ha visto y quién te ve!

Este directivo tenía un gran cargo. Estaba tres o cuatro escalones por debajo del presidente, y tenía parte importante en las decisiones de concesión de préstamos.

Tenía magnetismo, don de la palabra, era agradable de trato, etc. pero quizá de banca no sabía las cosas básicas, según mi humilde opinión. A lo largo de mi vida como director financiero, le ascendieron al menos una vez. Y después de la fusión con el Banco Pastor salió beneficiado en la nueva reorganización. Quizá es que no guarda relación el saber de un Sector con el medrar. O al menos, en banca. No sé. Tengo mis dudas. Puede que el que está equivocado soy yo, aunque los hechos parece que me dan la razón. O a lo mejor sabe mucho de banca y Banco Popular no está peor gracias a él. Que el lector opine.

Después de las introducciones protocolarias, estuvimos hablando un rato del sector promotor. Eran los años de las vacas gordas. Todo eran parabienes.

Ya al finalizar, le comenté que yo conocí e incluso tuve oportunidad de colaborar, aunque fuera puntualmente, con Rafael Termes, presidente durante más de una década de Banco Popular, y también de la Asociación Española de Banca. Le comenté que le recordaba en una conversación explicando que la banca era un negocio que podía ser considerado aburrido desde fuera, porque consistía en tomar dinero de los depositantes, y prestarlo con la mayor de las prudencias y responsabilidades en proyecto seguros. Todo muy sencillo, muy simple. Sin dar ocasión a la sorpresa. Por esto, insistía, la banca era un negocio considerado aburrido. Concluía que así debía seguir siendo considerado. Bajo su presidencia, Banco Popular era considerado el banco más solvente y rentable del mundo.

Yo notaba cómo la cara se le iba cambiando mientras explicaba lo anterior, una mezcla de extrañeza, menosprecio, o directamente desprecio. Creo que apartó la vista de mí. Ni siquiera se dignó a contestar durante varios segundos. Yo estaba tranquilo. Lo que acababa de decir era sencillo de entender y lleno de sentido común. Forzado por el silencio, al final habló. Fue tajante, escueto. Soltó un “no lo recuerdo”. Pasaron otra vez varios segundos. Al final dijo: “la banca no tiene por qué ser un negocio aburrido. Hay muchos negocios y diversos temas en los que puedes participar”. Creí vislumbrar su indiferencia hacia Rafael Termes, algo inaudito desde la banca, y más desde el Banco Popular.

No era eso lo que yo expuse anteriormente. Para mí no hay nada más interesante y excitante que una cuenta de resultados bien construida y sólida. Quizá para él, lo excitante eran otros temas. No lo supe, porque la conversación terminó ahí. Nos despedimos muy amablemente, y seguimos trabajando cada uno en su sitio. Yo pidiendo préstamos, y el Banco dándolos por varias decenas de millones de Euros.

A la vista de las últimas necesidades de capital publicadas, Banco Popular está mal. Sus necesidades de capital según los escenarios que se manejan ascienden a unos 3.000 millones de Euros. Tiene pensado cancelar el dividendo. Está decidiendo si lleva a cabo una ampliación de capital que diluiría el valor de los accionistas actuales. Sus accionistas históricos, según está siendo publicado, han vendido 20 millones de Euros en acciones en las últimas semanas.

A la vista de todo esto, cabe preguntarse si Rafael Termes tenía razón y la banca tiene que ser considerada desde fuera un negocio aburrido, confundiendo aburrimiento con la máxima prudencia y responsabilidad. O si este Directivo era quien tenía razón, no acordándose de las palabras de Rafael Termes y menospreciando a quien las recuerda, y la banca puede ser un negocio muy entretenido en el que puedes participar en muchas aventuras. Quizá este señor ha aportado su granito de arena a la mala situación actual de Banco Popular. Quizá Banco Popular no está peor gracias a este señor. O a lo mejor soy yo quien entendí todo mal y mezclo los temas.