Carta del obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara : Nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo
miércoles 19 de noviembre de 2025, 13:18h
Queridos hermanos en el Señor: Os deseo gracia y paz. Con la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo nuestra mirada se dirige hacia lo alto, hacia dentro y a nuestro alrededor. Reconocemos la soberanía de Jesucristo sobre el cosmos, puesto que todo ha sido creado por Él y para Él y todo se mantiene en Él. Toda la creación tiene en Él su origen, alcanza en Él su destino y recibe de Él su consistencia. El firmamento, las estrellas, los planetas, en su belleza y armonía, proclaman un himno de alabanza. La música del movimiento de los astros se une a la aclamación de los campos, los ríos, las montañas y los valles. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Mirando hacia dentro, nos descubrimos habitados por el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo. En nuestro interior resuena la palabra de Jesucristo. El silencio explota en palabras de vida eterna. Dentro de nosotros surge un manantial de agua viva. Cultivamos la interioridad no como un intimismo individualista y autorreferencial. Nuestra soledad está siempre habitada. Y nuestra cruz, personal y comunitaria es siempre una cruz abrazada con amor porque es infinito el amor del Crucificado que, dando su vida, nos da vida y entregando toda su existencia, nos convierte en ofrenda agradable y agradecida.
A nuestro alrededor no hay nada ni nadie que, a la luz de la soberanía de Jesucristo, nos resulta ajeno. Él nos enseña a mirar, a ver con nuevos ojos, a contemplar los rasgos de bondad, de bien y belleza esparcidos junto a nosotros. Él se hace continuamente presente en su palabra proclamada, en los sacramentos celebrados y en el amor entregado. Le reconocemos en los más vulnerables: hambrientos, sedientos, desnudos, encarcelados, enfermos, forasteros, quienes sufren con angustia marginación, desprecio, descarte, falta de recursos personales, familiares, sociales, culturales y espirituales.
Ancianos, adultos, jóvenes y niños encontramos en Jesucristo nuestro centro, nuestro referente, nuestro horizonte, el sentido de nuestra vida y el motivo de nuestra misión. Él es nuestro único Rey, porque para Él reinar es amar y servir. Su reino se caracteriza por la paz, la justicia, la vida y la verdad, el amor y la gracia. Su reino habita en nosotros.
En lugar de la esclavitud y la violencia, Jesucristo nos ofrece la libertad y la paz. En lugar de la opresión, la capacidad de ser auténticas personas. En lugar de la mentira, nos otorga la genuina verdad, sin edulcorantes ni sucedáneos.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
Julián Ruiz Martorell, Obispo de Sigüenza-Guadalajara