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¿Tiene usted la suerte de tener un hijo como el de Felipe González?

¿Tiene usted la suerte de tener un hijo como el de Felipe González?

Se le considera un «elemento clave» de la compañía pese a que, lejos de disponer de una solvente formación tecnológica, es fotógrafo de profesión.

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:14h

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Felipe González metió 376 euros en la minicompañía tecnológica de su hijo Oyauri Investment, inversión que se multiplicó por mil en apenas un mes tras conseguir que el gigante tecnológico Indra entrase en el capital social con 1,5 millones. SIGUE
El ex presidente hizo las veces de conseguidor para que la multinacional tecnológica española Indra invirtiese de golpe 1,5 millones de euros en una sociedad cuyo 10% acababa de adquirir por tan sólo 376 euros.

El histórico líder socialista irrumpió el 7 de junio de 2011 en el sector tecnológico español adquiriendo la décima parte de la entidad Oyauri Investment, tal y como constatan a EL MUNDO fuentes próximas a los servicios jurídicos del gigante tecnológico.

Se trata de una sociedad fundada en 2006, dedicada oficialmente a la creación de servicios en la nube que no hace falta descargar previamente en el ordenador, mejorando su eficiencia y seguridad, y que González conocía bien porque su hijo mayor, Pablo González Romero, trabajaba desde hacía años en ella y disponía en ese momento del 14% de las participaciones.

De manera prácticamente simultánea a la entrada del ex presidente del Gobierno, que carece de experiencia alguna en las nuevas tecnologías, Indra inyectó la referida cantidad de 1,5 millones de euros adquiriendo el 33% de las acciones.

Disparó el valor de la sociedad
De esta forma, disparó el valor de la sociedad Oyauri Investment hasta los 4,5 millones de euros y, por extensión, el de la participación de los González, para los que esta iniciativa empresarial se encontró plagada de beneficios.

Automáticamente, tras la entrada de Indra el paquete del ex presidente del Gobierno en la sociedad se diluyó, pero sólo del 10% a un 6,7%. Y ello se debió a que la compañía realizó su inversión repartiéndola entre un pequeña cantidad que fue a engrosar el capital de Oyauri y el resto, mucho más significativo, que entró en la misma como prima de emisión.

Como consecuencia del diseño de la operación, la participación (aunque diluida) de González en Oyauri pasó de valer 376 euros a 310.000 en sólo un mes.

Pero los rendimientos para la familia González no terminan ni mucho menos ahí. La trayectoria de la entidad Oyauri Investment, que carecía prácticamente de actividad empresarial, cambió súbitamente el mismo día que entró como socio el ex presidente español.

En la misma reunión de la Junta de Accionistas en la que entró González y a cuyas actas ha tenido acceso este periódico se estableció por escrito que Indra «está evaluando adquirir una participación de aproximadamente el 33% del capital social de la sociedad».

En la misma reunión se acordaba que todos los socios de la empresa se «comprometían» a «adoptar las decisiones que resulten necesarias o convenientes para la efectiva ejecución de la operación». Asimismo, se autorizaba a los administradores a que «negociaran el acuerdo en la forma que estimen más beneficiosa para la sociedad».

'Gran interés' en participar
Indra se presentaba como lo que es, «una empresa líder en el sector de tecnologías de la información, siendo la segunda compañía europea por capitalización bursátil de su sector y la segunda empresa española que más invierte en I+D+i». Recalcaba que su contratación global había alcanzado en el último ejercicio «2.880.000.000 euros», que contaba con «más de 30.000 profesionales y desarrolla actividades en más de 100 países».

Paradójicamente, Indra aseguró tener «gran interés» en «tomar una participación en el capital social de Oyauri como forma de posicionamiento estratégico en el ámbito del cloud computing por el potencial de crecimiento y revalorización que tiene este sector».

Al mismo tiempo que González, entró en Oyauri Investment con la misma inversión, 376 euros, y la misma participación, un 10%, su íntimo amigo Joaquín Moya-Angeler, presidente de la Corporación Tecnológica Andaluza, fundación promovida por la Junta de Andalucía.

Moya-Angeler, hombre de la máxima confianza del ex presidente, también decidió acompañarle en su fracasada firma de capital riesgo Tagua Capital, en la que ocupó el puesto de consejero hasta junio de 2012.

Poco más de un mes después del aterrizaje de González y Moya-Angeler, el 29 de julio de 2011, Indra cumplió el compromiso que había adquirido e invirtió los citados 1,5 millones de euros. El pago se materializó el 1 de agosto de 2011 mediante una transferencia ordenada a través de la sucursal de Alcobendas de Bankia.

Según aseguran las mismas fuentes, la inyección de capital por parte de Indra se completó hasta los 4 millones de euros de forma indirecta.

Fuentes de Indra explicaron ayer a EL MUNDO que tomaron la decisión de invertir en la sociedad de los González de acuerdo con el análisis que les llevó a cabo la compañía estadounidense Gartner, «el analista más prestigioso del sector de la tecnología de la información». Indra afirma que el gurú Gartner precisó que Oyauri disponía de una «tecnología de primer nivel» y que la «red comercial» de la tecnológica española iba a servir para «su comercialización global». Asimismo, desde la cotizada española se indica en declaraciones a este diario que la operación fue «muy beneficiosa» para Indra y y que «no sirvió para hacer rico a Felipe González».

«Estaban detrás de esta empresa gigantes como IBM y Microsoft, y nosotros nos adelantamos», señala uno de los responsables de Indra que intervinieron en la operación que, asegura, «desconocer» que en Oyuari figuraba el ex presidente.

AMPLIACIÓN de el diario EL MUNDO.-

Indra blindó al hijo de Felipe González al adquirir la sociedad tecnológica del ex presidente del Gobierno. Una de las condiciones pactadas entre la multinacional española y la sociedad Oyauri Investment, además de la inyección de 1,5 millones de euros -cuatro millones en total sumando otros conceptos- para hacerse con el 33% de las acciones de esta entidad dedicada a la creación de servicios informáticos en la nube (cloud computing en inglés), fue la consideración de Pablo González Romero como un «elemento clave para el cumplimiento de los objetivos pretendidos por las partes».

Pese a que el vástago del histórico líder socialista carece de preparación tecnológica alguna -de profesión es fotógrafo-, se estableció por contrato que si su vinculación laboral era rescindida en 2013, la sociedad de los González debía percibir «375.000 euros».

El blindaje a González Romero se acordó que tuviera vigencia hasta 2017. Sin embargo, la cifra del mismo desciende progresivamente a medida que pasa el tiempo. Así, si se prescinde de los servicios de González Romero a lo largo de 2014, los González y sus socios percibirán «300.000 euros».

En el caso de que su contrato se acabe rompiendo en 2015, la cifra se verá rebajada a «225.000 euros». El contrato suscrito entre ambas partes estipulaba, por último, que si el vínculo con González Romero se quiebra en 2016 la cantidad a pagar será de 150.000 euros que se verían reducidos a la mitad si el despido tenía lugar en 2017.

Tal y como reveló EL MUNDO, Felipe González entró en Oyauri Investment adquiriendo un 10% de participaciones por las que desembolsó 376 euros. Eso ocurrió en junio de 2011. De manera prácticamente paralela, el gigante tecnológico español adquirió el 33% de las participaciones por 1,5 millones de euros, disparando la participación de el ex presidente socialista, que se diluyó a un 6,7%, a 310.000 euros.

González entró en esta sociedad de la mano de su íntimo amigo Joaquín Moya-Angeler, presidente de la Corporación Tecnológica Andaluza, fundación promovida por la Junta de Andalucía. Moya desembolsó la misma cantidad que González, 376 euros, y se hizo inicialmente con el mismo paquete accionarial: un 10%.

Fuentes de la tecnológica subrayan a EL MUNDO que a González Romero se le impuso otra cláusula de indemnización en el caso de que decidiese abandonar voluntariamente la empresa. En ese caso la cifra que debía haber abonado a la sociedad asciende a 55.000 euros el primer año (2013) y va descendiendo progresivamente hasta los 10.000 en el caso de que su baja voluntaria se produzca en 2017. Estas fuentes señalan que se trata de una «cláusula habitual» que está motivada por el «valor profesional» de González Romero.

En Indra destacan que González Romero «es un gran tecnólogo» y advierten que existen «pocos profesionales en España» con la formación del hijo del ex presidente del Gobierno español. No obstante, fuentes próximas a esta operación aseguran a este periódico que la cualificación de González Romero «es muy baja», que no está justificado «bajo ningún concepto» la imposición de un blindaje de las características descritas y que «no es tecnólogo sino fotógrafo».

En esta compra la multinacional española pactó además con los González el pago de un precio variable de hasta 7,37 millones de euros en el caso de que triunfaran los servicios tecnológicos que comercializan.

EL PRECIO DEL DESPIDO DE GONZÁLEZ ROMEROEn el contrato de compra de la sociedad Oyauri Investment por parte de Indra se incluyó una indemnización en caso de despido de Pablo González Romero. Se le considera un «elemento clave» de la compañía pese a que, lejos de disponer de una solvente formación tecnológica, es fotógrafo de profesión.
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