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Personajes Ilustres de nuestra historia, de la de Guadalajara

Resulta que el famoso Cascorro de Madrid, era de Malaguilla

Resulta que el famoso Cascorro de Madrid, era de Malaguilla

“Este niño nació a las 6 de la mañana. Está sin bautizar y rogamos se le ponga por nombre Eloy Gonzalo García”.

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:14h

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Seguramente la mayoría de los lectores habrán oído hablar de Eloy Gonzalo, bien por la castiza calle que lleva su nombre o por su famosa estatua en la Plaza de Cascorro, pero lo que pocos saben es que este valiente soldado, proviene de nuestra provincia, de Guadalajara. SIGUE
Resulta que el famoso Cascorro de Madrid, era de Malaguilla
Su abuelo paterno, Francisco Gonzalo era natural de Malaguilla, y su abuela Josefa García, de Robledillo de Mohernando. Hijo de éstos fue Vicente Gonzalo, padre de nuestro héroe. Vicente, acaudalado agricultor, se casó con Juliana Plaza, nacida en Málaga del Fresno, con la que tuvo hasta cinco hijos. Vicente hombre atractivo y mujeriego, tuvo bastantes escarceos amorosos. Uno de ellos, y el que más nos importa, es el que mantuvo con Luisa García, la que sería madre de nuestro triste pero heroico personaje.

Doña Luisa, al quedarse en cinta, no quiso hacerse cargo del niño, con lo que decidió abandonarlo el 1 de diciembre de 1868 en una inclusa de la madrileña calle de Mesón de Paredes con una nota: “Este niño nació a las 6 de la mañana. Está sin bautizar y rogamos se le ponga por nombre Eloy Gonzalo García”.

Aquí empezaría la historia de uno de tantos personajes que alcanzaron la gloria bajo las armas españolas.

Tras varios años de pasar de adopción en adopción, Eloy terminó en el pueblo madrileño de Chapinería, donde realizó diferentes trabajos. Al acabar el servicio militar, comprendió que el ejército era su sitio y pidió el reenganche. Su primer destino fue el destacamento de Carabineros de Infantería, situado en Estepona.

De la ciudad malagueña partió a Algeciras donde solicitó un permiso para poder casarse. El fatídico día 19 de febrero de 1895, la vida de Eloy dio una vuelta de 180 grados, ya que a pesar de que tenía que haber sido uno de los mejores días de su vida, debido a que iniciaba su permiso para contraer matrimonio, al salir del cuartel tuvo una pelea con un teniente de Caballería, lo que supuso su arresto por insubordinación militar y el posterior Consejo de Guerra.

Las habladurías comentaron años más tarde, que Eloy pilló in fraganti a su prometida con dicho teniente, y que ese hecho desencadenó la cuita.

Tras el Consejo de Guerra, Eloy fue condenado a cumplir sentencia en el presidio militar de Valladolid. Eloy Gonzalo estuvo recluido en la cárcel solo dos meses, ya que la última revolución de Cuba, supuso que se firmara un Real Decreto por el cual los militares que se hallaran cumpliendo pena, podían quedar libres, siempre que solicitaran el servicio voluntario a Cuba. Eloy no lo pensó dos veces y se volvió a alistar con destino a Cuba, a la que llegaría un 22 de Noviembre de 1895.

La situación en Cuba era insostenible y con Martínez Campos al mando, no se veía visos de solución. La situación cambiaría radicalmente el 10 de Febrero de 1896, cuando el general Valeriano Weyler llegó a La Habana, y con una estrategia dura pero efectiva, consiguió someter a los guerrilleros independentistas cubanos, los llamados Cambises, y alzar con orgullo, la bicolor.

Nuestro héroe fue enrolado a la 1ª Compañía del 1er Batallón del Regimiento María Cristina nº 63, formada por 170 hombres y que fue destinada a la localidad de Cascorro. Los mambises cubanos atacaron Cascorro el 17 de Julio, con más de 2.000 hombres y el 22 de septiembre los mambises pusieron cerco a la compañía española. El asedio duró 13 duros días.

El 30 de septiembre por la noche la situación era desesperada, y por ello solo había una solución también desesperada, quemar un edificio colindante al fuerte, para desalojar de allí a los insurrectos. El capitán Neila reunió a sus hombres y les explicó la situación, acto seguido pidió un voluntario para que, arrastrándose entre las balas enemigas, prendiera el edificio enemigo. Eloy Gonzalo fue ese voluntario que sabiendo el suicidio de esta misión, solo pidió que le ataran a una cuerda para poder rescatar su cadáver.

Así, Eloy atado a una cuerda y agarrando una lata de combustible en una de sus manos, se arrastró hacia la posición enemiga. Consiguió cumplir su objetivo y llegar vivo a la posición española.

Esta hazaña de Eloy supuso que la guarnición de Cascorrro pudiera salvarse. Eloy, en adelante “Héroe de Cascorro”, recibió por estos hechos la Cruz de Plata del Mérito Militar con distintivo rojo, aunque bien hubiera merecido la Laureada de San Fernando.

Eloy fue uno de tantos simples soldados que supieron mantener el orgullo de lo español en el extranjero, y por ello queden estos versos del poeta Eduardo Bustillo, como muestra del valor y heroísmo del soldado español.

De vencer o morir es la codicia
De españoles soldados, siempre armados
A un tiempo del valor y la justicia.

José Luis Alguacil Rojo
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