GUADALAJARA

El Hospital de Guadalajara se implica en la prevención del cuadro confusional o delirium en pacientes mayores quirúrgicos

El delirium es muy frecuente en pacientes ancianos tras una cirugía y puede acarrear graves consecuencias. Se relaciona con un mayor riesgo de complicaciones perioperatorias y de padecer una futura demencia, una mayor estancia hospitalaria, el aumento del deterioro funcional y más mortalidad

REDACCION | Miércoles 15 de marzo de 2017

Profesionales del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Guadalajara, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, han iniciado el proyecto WALT-PPOD (We Are Learning to… Prevent Postoperative Delirium) en las unidades de hospitalización quirúrgica para la prevención del cuadro confusional o delirium en pacientes de 75 años o más que se someten a cirugía.

Según la geriatra Myriam Rodríguez Couso, coordinadora del proyecto, éste surge de la necesidad de prevenir este gran síndrome geriátrico, que puede aparecer en casi la mitad de los pacientes ancianos sometidos a cirugía. El delirium puede traer consigo complicaciones “muy graves” y sin embargo “se puede prevenir en una tercera parte de los casos”. El objetivo, señala, es demostrar que se puede reducir la aparición de delirium en estos pacientes aplicando estrategias de prevención no farmacológicas.

El delirium llega a triplicar el riesgo de complicaciones perioperatorias, eleva la mortalidad y la prolongación de la estancia hospitalaria hasta en un 33 por ciento de los casos, a la vez que aumenta el deterioro funcional y el riesgo de desarrollar una demencia en el futuro. Asimismo, “crea mayor riesgo de institucionalización”, es decir, se elevan las posibilidades de que el paciente ingrese en una residencia en vez de volver a su casa tras la cirugía, ya que condiciona la actitud de los familiares pese a que el delirium es “reversible y de corta duración”.

Por este motivo, se ha puesto en marcha este proyecto que se basa, por un lado, en la formación de auxiliares, enfermeras y médicos internos residentes (MIR) y en general el personal de controles de áreas quirúrgicas.

En segundo lugar, se apuesta por aplicar estrategias de prevención no farmacológicas, con la aplicación de “diez reglas de oro” organizativas, ambientales o en la propia planta, así como reglas para enfermería y para médicos. Entre otras medidas, se establece la necesidad de mantener al paciente informado para evitar incertidumbre o aislamiento, y se trata de evitar en lo posible el cambio de habitación, especialmente en el caso de pacientes más vulnerables.

Finalmente, se hace entrega de un díptico informativo al cuidador del paciente anciano, con información básica para que pueda detectar la aparición de un delirium y sepa manejarlo de manera conductual.

El proyecto, cuyas conclusiones se valorarán dentro de un año, también aboga por la investigación y por la creación de líderes enfermeros en este campo, destacando en este sentido “el gran impulso que ha supuesto la Enfermería en este proyecto”.

Se apuesta así porque el de Guadalajara sea “un hospital libre de Delirium”, un síndrome muy frecuente dado que las intervenciones quirúrgicas marcan “un deterioro funcional brusco en el paciente”. Una cirugía puede suponer un gran impacto y pérdida funcional en los pacientes ancianos y predisponen la aparición del cuadro confusional, que aumenta de manera significativa la complejidad en el manejo y cuidado de estas personas.

El delirium se caracteriza por ser una alteración aguda o subaguda del nivel de conciencia, la atención y funciones cognitivas como memoria, lenguaje o pensamiento, y alteraciones perceptivas. En este sentido, el paciente puede mostrar un comportamiento distinto al habitual, encontrarse ausente y decaído, o poco colaborador.

Se trata de un cuadro frecuente en ancianos sometidos a una situación de hospitalización grave, como la cirugía de cadera, donde puede afectar a la mitad de los pacientes. Es importante destacar que no se trata de una demencia, como el Alzheimer, sino que es un cuadro que dura de unas pocas horas a unos días, y finalmente se vuelve a la situación normal, sin pérdidas cognitivas.

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