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El PP pierde un tercio de sus votos pero sigue por delante del PSOE

Revista de Prensa.- El Mundo

El PP baja catorce puntos aunque volvería a ganar las elecciones con un 30,6%

Miércoles 22 de octubre de 2014
El PP llega al ecuador de la legislatura malherido. En dos años ha perdido por el camino nada menos que el 31% de sus votos. Lo nunca visto en un primer mandato.SIGUE

Pese a todo, el partido de Rajoy seguiría siendo el más votado si las elecciones se celebraran ahora. Obtendría un 30,6% de los sufragios, 3,6 puntos por delante de un PSOE (27%) al que le resulta imposible levantar cabeza.

Frente al decaimiento de los dos grandes, IU y UPyD ganan terreno y se perfilan como piezas decisivas en futuros gobiernos. Mientras, la inmensa mayoría de españoles (86%) reclama una remodelación profunda y ya del Consejo de Ministros.

Los populares han padecido en buena medida la ceguera propia de la mayoría absoluta; han actuado a sangre y fuego, presentando hechos consumados, impávidos ante el malestar, la petición de explicaciones y la desafección. Ahora, dos años después de la victoria electoral, la factura que le presentan los ciudadanos es muy elevada: el PP obtendría un 30,6% de los votos, o lo que es lo mismo, 14 puntos menos que en noviembre de 2011.

Y en la otra esquina del ring, amarrados a un liderazgo caduco que sigue arrastrando la losa de la herencia, los socialistas no consiguen remontar, malviven sin llegar a tocar el 30% de los votos -la encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO les otorga un 27%-, alimentados por sus votantes irreductibles pero sin atrapar electores por ninguno de sus flancos.

En el siempre codiciado magma del centro toma posiciones imparable UPyD, cuyas perspectivas son ya del 10,1% -5,4 puntos más que lo que lograron en las elecciones generales-, en tanto que por la banda izquierda, IU consigue aglutinar a los votantes más decepcionados, los que no ven rédito alguno en los continuos sacrificios que ha impuesto el Gobierno.

UPyD, con Rosa Díez, que una vez más aparece como la política mejor valorada -los encuestados le otorgan una nota de 3,76-, ha logrado enhebrar un discurso que cada vez convence a más. Planta cara sin medias tintas a las derivas nacionalistas, se muestra inflexible frente a la corrupción y propone dedicar los recursos a las personas en lugar de a las estructuras elefantiásicas de una Administración multiplicada por tres.

¿Fin del bipartidismo?
Ahora mismo, se dibuja un panorama político que apunta cada vez con más claridad hacia el fin del bipartidismo. Ni PP ni PSOE podrían gobernar en solitario. Estarían obligados a pactar bien con UPyD, bien con Izquierda Unida. O, en su defecto, plantearse una solución a la alemana, es decir, la gran coalición. ¿Sería ésta la fórmula del renacimiento español? ¿Serviría para limar intereses partidistas y sectarismos ideológicos? ¿Conectaría con el ciudadano medio?

Habrá que esperar a las próximas elecciones generales, pero hoy por hoy un pacto de gobierno entre los dos grandes suena a ciencia ficción. Salvo imprevistos, la cita con las urnas será dentro de dos años. Mucho tiempo en política, aunque quizá no tanto para la economía. El Partido Popular confía en que se confirmen los pronósticos de Rajoy: dos años de padecimientos y dos para resurgir.

La primera parte del vaticinio se ha cumplido y justo ahora el Gobierno empieza a vislumbrar los primeros signos económicos positivos. El problema es que las buenas vibraciones aún no han llegado a una ciudadanía escéptica que sigue abrumada por un desempleo hasta ahora inmune a todas las medicinas, ahogada a impuestos y desesperanzada ante el futuro. Las promesas y los compromisos electorales se infringieron uno tras otro, sin paliativos. ¿Por qué han de creer ahora?

No es de extrañar, por tanto, que el presidente del Gobierno apenas obtenga un 3,36 de nota en la tabla de valoración de los políticos. Tras él, y pisándole los talones, se sitúa el líder de Izquierda Unida, Cayo Lara, con un 3,24.

En cualquier caso, el Ejecutivo confía en que 2014 sea por fin el año del cambio de tendencia y que en 2015 la mejoría se aprecie con nitidez. Si así fuera, un año debería bastar, según el PP, para recuperar la confianza de los votantes.

También con la vista puesta en los dos próximos años los socialistas intentan planear una estrategia que les permita desembarazarse definitivamente del pasado, pero aún no han dado el paso decisivo: cambiar de líder. Probablemente con la espera estén desperdiciando la ventaja que les ofrece las horas más bajas del Partido Popular.

'El cuarto puesto para el PSOE'
De hecho, el PSOE, con Rubalcaba al frente -el secretario general socialista, con un 3,12 de nota, queda relegado al cuarto puesto en la valoración de líderes-, no ha podido rentabilizar ni el rechazo a la política de recortes del Gobierno, ni las equivocaciones flagrantes de los ministros, ni tan siquiera escándalos de primera categoría como el caso Bárcenas.

Los socialistas, en los dos años que van de legislatura y pese a la que ha caído, se encuentran ahora incluso por debajo -1,8 puntos- del nivel de votos que lograron en las elecciones generales. Y más aún, su Conferencia Política del pasado fin de semana, pensada por la dirección federal para renovar el ideario y ofrecer un proyecto capaz de ilusionar, lejos de haberles impulsado al alza parece haber hundido un poco más las ya alicaídas esperanzas de sus simpatizantes.

El pasado mes de julio, según la encuesta de verano de EL MUNDO, el PSOE llegó al 27,8% de intención de voto. Ahora, pierde casi un punto y retrocede al 27%.

Por lo que se refiere a las formaciones de carácter nacionalista se aprecia un descenso de CiU en favor de la oferta más radical que defiende ERC.

Los primeros, que en las elecciones generales de 2011 superaron en dos décimas la cota del 4% de los votos, descienden ahora al 3,6, en tanto que los segundos, puramente independentistas, aglutinan la desafección hacia el Estado y logran duplicar generosamente sus perspectivas electorales, pasando del 1,1% que obtuvieron hace dos años al 2,6 que obtendrían ahora. Tanto es así que el líder de los republicanos catalanes, Oriol Junqueras, supera en valoración al presidente de la Generalitat, Artur Mas.

En el terreno vasco, el PNV obtiene una leve mejoría, pasando del 1,3% de votos cosechados en las elecciones generales a un 1,4%. En paralelo, la formación abertzale Amaiur muestra tendencia al declive, cayendo del 1,4% que hace dos años le abrió las puertas del Parlamento nacional al 1,2% que lograría si las urnas se abrieran ahora.


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