Ariel Rot, un lujo al oído y al latir de los corazones de los guadalajareños que vivieron en la noche de ayer una "Dulce condena"

El bonarense nacido en la primavera de 1960, concretamente un 19 de abril, desde temprana edad, supo que la música era lo que le llenaba.

Desde bien pequeño tuvo en su poder una guitarra Faender, como compañera de fatigas.

Gracias al exilio familiar, Madrid tuvo el placer de adoptar al músico argentino brindándole la oportunidad de una nueva vida al otro lado del charco.

Vida nueva que el argentino supo aprovechar introduciéndose en la “Spoonful Blues Band”. Banda de blues que dio origen a “Tequila” por el año 1998 de donde salieron composiciones como “Necesito un trago” “Rock and roll en la plaza del pueblo” “Me vuelvo loco” “Dime que me quieres” o el exitazo “Salta”. Canciones de ayer que no faltan en el repertorio de cualquier discoteca privada de ningún melómano de hoy.

Tras la ruptura del tequila, Ariel reconduce su carrera en solitario dejando patente su arte en las listas de ventas del mercado español. Unos años más tarde los hilos del destino junta su vida con la del músico Andrés Calamaro, quien actuaba de solista por Argentina, con gran maestría pero no con demasiada aceptación del público.

La amistad entre ellos y, quien sabe si gracias a el complemento carencial que suplían el uno del otro, les llevó a grabar en 1998 “Por mirarte”, el éxito fue rotundo y de las ganas del deseo de mostrar su talento, salió la idea del mítico grupo “Los Rodriguez” en el año 1990. Donde nos regalaron siete espléndidos años de rock and roll con canciones tan significativas como “Milonga del marinero y el capitán” y “Mucho mejor” compuestas por Ariel, “Brindo contigo”, “Me estas atrapando otra vez”, “A los ojos” “Aquí no podemos hacerlo” o “Sin documentos”. Canciones todas ellas de gran calado en el público español por su alto contenido en sentimientos, aderezadas por una gran calidad musical y ritmos pegadizos.

Como todo lo que empieza acaba, el grupo se disuelve y de nuevo el astro argentino rueda en solitario editando casi a disco por año, obteniendo como era de esperar la aceptación de la crítica de un público dolido por la ruptura de los Rodríguez.

Pasando los años y creciendo día a día para celebrar sus 30 años haciendo rock and roll, nos deja con la boca abierta con el disco “Etiqueta Negra 30 años de rock and roll”, donde podemos escuchar colaboraciones con Enrique Bunbury, Eva Amaral , Fito y Fitipaldis , Miguel Ríos y cómo no, Andrés Calamaro. Disco que hizo que la nostalgia se apoderara de él reflotando tequila en una gira donde los seguidores de Ariel pudieron disfrutar de una regresión a sus tiempos jóvenes.

Tras la gira nuevo disco en solitario “Solo Rot”, un lujo para los amantes del rock and roll de salón, y en 2013 “La Huesuda“, trabajo donde el músico se muestra más íntimo y fino en la composición y aparte de sus ritmos rocanrroleros, se atreve con temas mas melódicos y con sonidos de cabaret, como se puede oír en la versión del grande entre los grandes de la música argentina, Carlos Gardel de “Rubias de New York”.


Con toda una vida dedicada a la música no era para menos la gran expectación que despertó en Guadalajara, entre los seguidores del artista.

Canción tras canción los guadalajareños se iban contagiando del sentimiento mostrado por el artista, que no dudaba en charlar un ratito con los asistentes al evento, quienes desde el primer momento, no apartaban la mirada del escenario.

Intercalando temas de “La Huesuda” con otros temas en solitario, la guitarra de Ariel en magnífico acorde con el resto de la banda, derretía poco a poco a los citados en la sala.

Tras quince temazos de rock and roll, cerraba el concierto la bella composición “Me estás atrapando otra vez”, dejando rotos los corazones allí reunidos.

Los bises se esperaban entre un público entradito en años y acostumbrados al protocolo de conciertos, que apenas lo demandó sabiendo que siempre queda algo para después.

Lo que no sabían era que sonaría “Dulce condena”, composición de los años de los Rodríguez que a tanta gente hizo enamorarse por los años noventa, después de que el público recuperara el aliento, el bonarense cerraba el concierto con el vertiginoso ritmo rockero de “40 millones”, donde fueron presentados uno a uno los integrantes de la banda, interpretando un solo del instrumento que regía cada uno en la noche de ayer.

En definitiva, un lujo al oído y al latir de los corazones de los guadalajareños que vivieron en la noche de ayer una DULCE CONDENA.

Fdo: Jacinto García.