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Otra Madrugá en Sevilla sin alcohol pero SÍ con chocolate y churros

Restricciones Madrugá el año pasado.

El Ayuntamiento de Sevilla abre la mano el día grande de la Semana Santa para calmar a la hostelería en año electoral pero sigue prohibiendo de forma total la venta de alcohol para evitar disturbios

REDACCION | Jueves 06 de abril de 2023
La Semana Santa de 2023 será la cuarta en la que, por decreto, esté prohibida la venta de alcohol en la zona más señera del centro de la ciudad, aunque es cierto que habrá más horarios de apertura y tendrán permiso para funcionar las cafeterías, confiterías y churrerías, que no podrán servir bebidas alcohólicas.

Este año, el Ayuntamiento hispalense ha llegado a un acuerdo con los hosteleros que permitirá que haya establecimientos abiertos para vender café y churros pero nada de alcohol. Se abre un poco la mano tras seis años de cerrojazo total a los bares del centro para evitar altercados.

En el año 2000 se produjeron las famosas "carreritas", que provocaron, a su vez, avalanchas y escenas de pánico, sin saberse aún su detonante. En 2005, 2009, 2015 y 2017 también se vivieron episodios similares, aunque no con la repercusión de aquéllos.

Desde 2019, el Consistorio hispalense prohíbe la venta de alcohol durante la Madrugá en el centro. Ese año (en 2020 y 2021 no hubo cofradías en las calles por el covid) también se obligó a los hosteleros a echar el cierre de sus bares en la noche del Jueves al Viernes Santo (a partir de la 01:00).

Esta segunda prohibición se levanta parcialmente en esta próxima Madrugá para aquellos no autorizados a estar abiertos toda la noche, de forma que cerrarán a las 01:30, hora y media antes de lo que fijan sus licencias y media hora más tarde que en 2022, cuando ya se relajaron algo los requisitos.

Hay, sin embargo, una excepción a esta ampliación horaria: los locales ubicados en la calle Alfonso XII y la plaza del Duque deberán cerrar a la 1:00 por la salida de la Hermandad del Silencio, desde la Iglesia de San Antonio Abad, y no podrán abrir hasta las 06:00, ya con esta cofradía recogida en su templo.

Los sucesos de 2000 cambiaron para siempre la forma de entender la noche del Jueves al Viernes Santo y en general la Semana Santa. Las fuerzas y cuerpos de seguridad siempre han dejado claro que el alcohol es el peor enemigo del orden público y no ayuda nada a contener carreritas, avalanchas o gritos capaces de generar el pánico en mitad de una importante concentración de personas en calles concretas del centro de la ciudad.

En 2017, de nuevo se sucedieron escenas dramáticas de angustia, cuando un grupo se dedicó a vociferar “Alá es Grande” o “Viva ETA”, desencadenando avalanchas para huir de nada, determinaron las investigaciones posteriores, pero que se saldaron con 17 heridos leves y uno grave.

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