Otros cinco niños robados acusan a sor María Gómez Valbuena y a su congregación de haberlos separado de sus verdaderas madres
Miércoles 22 de octubre de 2014
La sobrina de la sacristana de Santa Cristina, que creció en la maternidad: “ Las monjas hacían lo que querían. A las parturientas solteras, ‘ las manolitas ’ , las ponían a fregar ”
Una monja en el banquillo, y la investigación por la trama de los niños robados en España entre 1950 y 1990 ha dado un vuelco tremendo. No fue sor María Gómez Valbuena, de la congregación de las Hijas de Caridad de San Vicente de Paúl, asistente social de la antigua maternidad de Santa Cristina (Madrid), la única religiosa que intervino y propició adopciones ilegales durante los setenta y ochenta, pero sí fue la más significativa. SIGUE
“ Lo controlaba todo. Dominaba a todos los que tenía alrededor. Lo de los niños lo solía hacer los fines de semana, porque trabajaba menos personal – cuenta una exenfermera que trabajó en Santa Cristina entre 1968 y 1990–. Sor María aprendió de su antecesora, sor María Guerrero, que estuvo hasta 1970 ” .
Concienzuda en su labor, sor María no dejaba cabo suelto, según los testimonios recabados por esta revista. Mantenía el contacto con las familias adoptivas hasta años después de haberles entregado a los niños, como muestran las tarjetas de Navidad que esta revista ha podido obtener de dos familias denunciantes.
Deportistas que van como caballos
Fue médico de los equipos ciclistas Xacobeo, Kaiku y Liberty, y dice ser el asesor de la familia real de Bahréin para los más de trescientos caballos del príncipe. El doctor Alberto Beltrán está encarcelado en España como cerebro de la última trama de dopaje descubierta por la policía. El juez cree que estaba aquí para vender a los deportistas tramposos productos para aumentar el rendimiento de caballos y ratones.
"Trabajo para la familia real de Bahréin, soy médico personal de un hijo del rey y le asesoro con los 300 caballos que tiene ” . El doctor Alberto Beltrán Niño trató de explicar así ante los policías que lo detuvieron por qué tenía en su equipaje (dos maletas –una de ellas con candado– y una mochila) un producto como TB- 500, de uso exclusivamente veterinario y destinado a aumentar el rendimiento de los caballos de carreras. doctor Beltrán también tenía otro producto prohibido en el deporte, el Aicar, del que dijo que era “ un nuevo medicamento que se usa para perder peso y recuperar músculo para consumo propio, porque padezco la enfermedad de las piernas inquietas y es lo único que me funciona ” .
El Aicar es uno de los últimos inventos para deportistas tramposos, se ha probado científicamente solo en ratones de laboratorio y se le considera la “ píldora del ejercicio ” porque hace creer al músculo que ha entrenado, lo que aumenta de forma ficticia y peligrosa el rendimiento. En cuanto al TB-500, el producto para caballos, los deportistas lo usan sin ningún control para lo mismo que los equinos, tener más fuerza y resistencia. El juez no creyó la historia de las piernas inquietas y los caballos árabes de Beltrán y lo envió a prisión, donde sigue.
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