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INTERVIU Mayte Pagazaurtundúa Eurodiputada de UPyD

REDACCION | Miércoles 05 de julio de 2017
Esta guipuzcoana de Hernani, de 52 años, vicepresidenta del grupo de Liberales y Demócratas en el Parlamento Europeo, está paseando por Europa una particular enciclopedia del terrorismo en este continente, compuesta con esfuerzo y minuciosidad. Con ella intenta hacer comprensible el fenómeno que un día le arrebató la vida a su hermano Joseba. Y también transmitir, como el Juan de Mairena de Machado, que lo peor para una democracia atacada es la inacción. Mientras habla, la eurodiputada María Teresa Pagazaurtundúa hace navegar su dedo índice por unas páginas del Libro negro y blanco del terrorismo en Europa.

En un desplegable, sobre fondo rojo, desfilan los nombres de 1.687 europeos asesinados desde el año 2000. En ese mar de nombres también está el de su hermano Joseba, al que ETA mató en Andoain (Guipúzcoa) en febrero de 2003. El libro que ha elaborado Maite Pagaza sin ánimo de lucro, con cuatro colaboradores, prestigiosas firmas y prólogo de Fernando Savater, es el centro de una ajetreada agenda de presentaciones estos días, cuando las ciudades de Europa viven en alerta preguntándose cuál será la próxima tras Londres, Niza, Bruselas, París, Madrid...

El libro, una catedral de datos, es hito de un camino que inició esta vasca en 2012, intentando convencer a los europarlamentarios de que las víctimas de atentados terroristas precisan una directiva específica. ¿Y qué tal recibieron la petición? No entendían. Creían que pedíamos un trato distinto al del resto de víctimas de delitos gravísimos. Y les decíamos que las víctimas del terrorismo no somos más ni mejores, sino diferentes, porque el terrorismo es un delito que utiliza a las personas para mandar un mensaje e intentar domesticar a una sociedad; en el caso de Europa, a toda una cultura de democracia, libertad, Estado de Derecho y laicidad. Entonces no lo entendían, pero en 2015 saltaron las alarmas. Antes, a los diputados europeos les parecía que lo que les contábamos no iba a pasar jamás en sus países, pero pasa en todas partes: entre las víctimas europeas, son el doble las asesinadas fuera de Europa que las matadas aquí. Ya es bastante malo sufrir en una familia un atentado terrorista, como para que además te ocurra en un lugar ajeno, en el que las familias no conocen el idioma y deben hacer trámites burocráticos en un lugar no sensible, donde no les tratan con la delicadeza que necesitan. Lo tenemos reciente en Inglaterra, con Ignacio Echeverría. Este cuadro de frialdad se parece a la Euskadi de los 80, cuando las víctimas se veían solas. En efecto, y queremos que otros no sufran lo mismo. El caso de mi familia, en cierto modo, es privilegiado, porque teníamos entorno y amigos, y existía una Dirección de Atención a Víctimas… Pero, en el último homenaje a su hermano Joseba, usted se quejó de “la persistencia del discurso del odio”.

El discurso del odio es el tipo de obsesión que alimenta a los fanáticos que se convierten en asesinos. En el caso del País Vasco es el antiespañolismo, que está en el fondo, y persiste más o menos en ciertos entornos, cercanos a los presos de ETA, y lugares como Oñate, donde siguen acosando al cuartel de la Guardia Civil, o Alsasua –todo el pueblo está contaminado, incluso los que se creen no nacionalistas, porque tienen síndrome de Estocolmo– o Lekeitio, Ondarroa, Mondragón, Rentería... lugares donde hay víctimas que terminan dándoles las gracias a aquellos que les persiguieron, para que les integren. ¿Y Andoain? Andoain, claramente. Este año hemos descubierto por qué ningún acto que organizábamos allí conseguía avance alguno de asunción de las responsabilidades difusas de tantos vecinos. Era como que, bah, ese día nos dejan acudir, pero con una frialdad… Cuando mataron a mi hermano, cerraban las ventanas al paso de la manifestación; hoy siguen cerrándolas simbólicamente. Durante años a la gente le daba miedo acercársenos, y hoy en Andoain los Pagaza seguimos siendo unos apestados. Abrimos en Andoain El buzón de Joseba, un espacio físico para que la gente medite, y nos llegaron mensajes interesantes de personas que miraron para otro lado y reflexionan años después, de gente que nos da las gracias… Pero ninguno de los que realmente estuvo en la persecución, de los que la consentían, de los que pedían el asesinato, jamás había enviado una carta... hasta ahora, que hemos abierto el buzón en Facebook. Ahí sí que algunos haters (odiadores) han salido de la guarida, y han mostrado la naturaleza de su odio, y nos dan pistas de cómo lo enmascaran. ¿Cómo lo hacen? Pues antes consideraban que era normal odiar por política, simplemente porque éramos españoles, porque no éramos nacionalistas vascos, porque osamos decir no a ETA públicamente. Todos los terrorismos actúan igual: “Piensa como yo, calla o muere”. Ahora ya no pueden aplicar eso, tienen que disimular su odio, y buscan la forma de pensar que somos indecentes. La hater que salió en Facebook nos ha dicho que mi hermano era un traficante de drogas y que yo soy una zorra que me aprovecho de su muerte. Y eso, ¿dando la cara? Sí. Es de Andoain. Para no asumir esa responsabilidad, ni pensar sobre lo que ha pasado en ese pueblo, donde varios asesinatos de ETA están sin resolver y tantos colaboradores no han sido nunca detenidos, prefieren pensar que tú eres indecente. Y como te consideran escoria, ya tienen la excusa para no verte como un ser completamente humano. Esa es la pista psicológica para seguir trabajando... ¿Vale la pena trabajar con quien le dice que su hermano era un narco y usted una zorra? Sí. Hay que trabajar A los fanáticos hay que sacarlos de la tiniebla, decirles: “Lo que que estáis diciendo es mentira, es vuestra forma de enmascarar vuestro discurso del odio”. En todas las estructuras de acoso, lo primero que hay que hacer es romper la espiral del silencio. Parece que en Europa el yihadismo ha sustituido ya del todo al terrorismo nacionalista. Bueno, en 2017 hay dos víctimas del nacionalismo en el norte de Irlanda. Ahora se está borrando la frontera entre el terrorismo convencional y un franquiciado ideológico lowcost. Después del ataque a Charlie Hebdo, estamos viendo atentados de muy bajo coste, y de personas a veces ni siquiera integradas en organizaciones. Ahora no debemos dejar que en sus entornos se genere una subcultura del odio, que familias y amigos se conviertan en sustrato social de apoyo a la violencia, en seguidores de los fanáticos que deciden convertirse en terroristas. Luego es muy difícil parar eso. El terrorismo yihadista nos golpea fuerte, y quizá nos golpee más aún. ¿Es inevitable? El pánico y la percepción de la amenaza no tiene mucho que ver con cuánto, objetivamente, nos atacan. Fuera de Europa hay muchísimas más víctimas que aquí. La clave es una dialéctica de poder: ellos quieren que no vivamos en estados con libertad de conciencia, y en los que las mujeres no tengamos que someternos a su misoginia obsesiva. Esta gente son obsesos sexuales. Necesitamos una directiva de víctimas, por justicia y por estrategia: los terroristas atacan para lanzar un mensaje y domesticarnos.

Si tratas bien a las víctimas, envías un mensaje de vuelta: “Quiero a mi gente, la protejo, y no nos vais a ganar”. Parte de la izquierda en España, Podemos, recela de entrar en el Pacto Antiterrorista. ¿Es un endemismo español, o ha visto actitudes parecidas en las izquierdas de Corbyn o Mélenchon? Cuando hay personas que consideran que nuestras democracias liberales son veneno o pecado, en una democracia no puede haber equidistancia.

En el caso español, en esa izquierda hay una desconfianza hacia las fuerzas de seguridad que no tiene fundamento, porque han sido nuestros escudos, y son eficaces. Ese recelo es una mala concepción de qué es izquierda. Que lean a Antonio Machado, un hombre de izquierdas. A su Juan de Mairena el pacifismo a ultranza le parece una estupidez. Dice que, frente al mal y la iniquidad, si los hombres de bien no reaccionan, los violentos se hacen con el poder, y la libertad y la justicia retroceden.

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