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INTERVIU Fraude en los cursos de formación

REDACCION | Jueves 20 de abril de 2017

Es una práctica generalizada e impune en toda España. Las subvenciones para cursos de formación –cerca de dos mil millones al año– se justifican en falso.

Los profesores declaran a Hacienda mucho más de lo que realmente cobran, pues las academias privadas les exigen que les devuelvan un 60 por ciento del salario que oficialmente les han pagado. A veces reclaman la mordida por e-mail, o acompañan al docente al banco para asegurarse de que cumple. Quien se niega o protesta no trabaja. Cuatro profesores de cursos de formación se han animado a contarlo, y también a enseñar papeles. Hablan sin perder el temor a represalias laborales. “Todos tenemos hijos pequeños que mantener”, explica uno, a modo de resumen.

Un clima de miedo intenso se instala en el sector de formación cuando se aborda su tema más espinoso: cómo se reparte el dinero que los contribuyentes españoles y la UE dan para capacitar a trabajadores y parados; la media de 2.000 millones de euros que cada año, desde 2005, riegan a alumnos, profesores y academias privadas. Tres hombres y una mujer han accedido a contárselo a interviú, pero ha habido que pactar con ellos un severo anonimato, identificándolos como Profesor 1, Profesor 2, Profesora 3 y Profesor 4. Ninguno de ellos es novato; varios han enseñado en diversas regiones. Por Whatsapp y en los rincones de las redes sociales en los que se refugian, algunos han denunciado un delito continuado de falsedad y malversación de fondos públicos. Los cuatro han tenido siempre en sus aulas a víctimas del paro atroz de esta crisis. Y los cuatro cobran menos de lo que dicen a Hacienda.

“Nos obligan a declarar sueldos falsos para desviar dinero público”, denuncia Profesor 1. Es la tónica del sector. Salvo en las comunidades con norma propia, la ley estatal marca que, en un curso subvencionado, el 40 por ciento del dinero entregado sea para los docentes. Pero llegan luego las negociaciones bajo mesa entre la academia –receptora de la subvención– y el profesor, generalmente autónomo o falso autónomo. Este año, la media del dinero público destinado al docente es de 50 euros hora. Y eso es lo que declara. Pero la media de lo que cobra oscila entre los 12 y los 18 euros. “En bruto”, aclara Profesor 4. El resto se lo queda la academia. El profesor recibe todo el dinero y luego debe devolver la parte –“la mordida”, dice Profesor 2– a su empleador, con un simple ingreso bancario o con facturas falsas.

La extorsión Un escrito de la Fiscalía de Alicante resume el caso. El 30 de mayo de 2016, se presentó Profesor 1 ante el fiscal Felipe Briones. Y este recoge así lo contado por el denunciante: “Las empresas (…) no solo fijan retribuciones sustancialmente inferiores, sino que fuerzan a los profesionales a emitir facturas por cantidades que no cobran, es decir, el profesor emite a la empresa una factura cercana a ese 40 por ciento [la parte de subvención que, por ley, ha de ser destinado al docente], pero percibe realmente una cantidad menor (…). Las empresas denunciadas abonan íntegramente la cantidad legal, exigiendo que posteriormente el formador les devuelva gran cantidad de lo percibido, recibiendo finalmente el profesor entre el 10 y el 15 por ciento”. En el mismo relato ante el fiscal se describen prácticas de cine negro: “Para garantizar que el formador cumple con las exigencias impuestas, se le acompaña físicamente hasta la entidad bancaria”. Cuenta Profesor 1 que, la primera vez que lo llamaron para formalizar el cambalache, fue en una sucursal de barrio de Cajamar. “Un espectáculo: el director de la sucursal tenía apilados un cerro de papeles, y varios hacíamos cola. Íbamos pasando y, en el mismo acto, firmábamos la apertura de una cuenta, el ingreso, la devolución de su parte a la academia y la cancelación de la cuenta. El director te decía: «Firma aquí, aquí…». Firmabas, y: «A ver, el siguiente»”. El relato que el denunciante hizo al fiscal señala otra práctica mafiosa: “Si un formador rechaza cumplir con las condiciones exigidas, es amenazado con ser incluido en una ‘lista negra’ y no volver a trabajar”. Pero el fiscal tuvo que archivar la investigación el pasado 9 de enero por “el plazo de prescripción de cinco años respecto a los hechos denunciados”. Profesor 1 considera que “el delito se sigue cometiendo hoy, y no prescribe un delito que no se deja de cometer”. Diversos profesores planean dar a conocer a las autoridades europeas el caso y -reúnen testimonios de docentes de diversas provincias. Profesor 1 saca de su carpeta, al azar, el e-mail de uno de Castellón: “Me hacen una nómina falsa, cobro en el banco, y de lo que me ingresen pues le resto lo que debería cobrar y lo que queda lo meto en un sobre y se lo devuelvo a la empresa en negro. Me parece un timo, pero me dan la oportunidad de empezar y practicar ser profesor”. Dice Profesor 2 que él nunca ha hecho una factura: “Siempre me las ha dado hechas la academia”. En opinión de este docente, que lleva 12 años enseñando ofimática a desempleados de larga duración, se está cometiendo “un delito de extorsión, porque, si no pasas por el aro, no trabajas”. Profesor 2 se indigna cuando comenta: “Lo que más me jode es que somos nosotros los que tenemos que escondernos, cuando son ellos los delincuentes”. Coinciden los cuatro en relatar la excusa que les dan en sus academias. “Nos dicen: «Es lo que hay; el sistema nos obliga a hacerlo así»”, relata Profesor 4. Y Profesora 3 cuenta así su primera vez: “Me dijeron: «No tenemos margen de beneficio, el único margen que tenemos es con los profesores, así que te vamos a poner un precio en el contrato, que vas a cobrar. Te haremos transferencia por lo que pone aquí, pero después nos darás la pasta en la mano». Así me decían: «La pasta»”. Cuenta esta profesora de inglés que, cuando puso reparos, le dijeron: “Oye, si no lo vas a hacer tú, lo va a hacer otro”. Cuando llega el momento de presentar la declaración del IRPF, algunos docentes pagan por lo que no han cobrado. A otros, la academia les cubre. Profesora 3 pidió que a ella le sufragaran el impacto fiscal, “y me dijeron: «No te preocupes, pásate por aquí y te pagamos». Fueron 700 euros. En mano, sin firmar nada, en un sobre, como Bárcenas”. Al Profesor 4 le quitaron el dinero de facto: “Cuando llegó el momento de cobrar a la academia, ellos me hicieron la liquidación a su gusto. Habían decidido cuánto me quitaban. Uno no sabe realmente cuánto cuesta su trabajo, ni si se ponen de acuerdo los empresarios para decidir qué porcentaje te quitan”. || Sigue leyendo. http://www.interviu.es


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