OPINIÓN

Fanatismos religiosos

Así lo ve y escribe Joaquín Abad

Estamos jodidos. Muy jodidos, porque en las miles y miles de mezquitas que han sembrado en Europa en estos años de tolerancia se adoctrinan a cientos, miles de jóvenes para esta guerra santa del siglo XXI

Lunes 12 de enero de 2015
Toda la historia de la humanidad está plagada de verdaderos genocidios en nombre de la religión. Aparte de las famosas guerras santas que ordenaban los sucesivos "papas" desde Roma, ofreciendo salvación y demás prebendas a los combatientes que asesinaban a infieles y además iban al cielo, tenemos más reciente a la Inquisición, donde en Europa y América torturaron y asesinaron en nombre de dios. En Lima podemos visitar el museo de la Inquisición donde se muestran algunas de las torturas ejercidas por la Iglesia. En los países africanos se siguen dando genocidios a diario por dictadores mahometanos, pero lo que ocurre en Africa no interesa a los países desarrollados. Llevamos varios siglos mirando para otro lado...

Porque en muchos países, en muchos regímenes, el rey también es el representante de su dios en la tierra. Hasta el vecino Marruecos goza de ese régimen. Es el verdadero peligro del siglo XXI. Ahora las guerras no son convencionales. Son de radicales, de países regidos por un iluminado que habla en nombre de Alá y ordena la muerte al infiel en todo el orbe.

Parece que con el paso de los siglos se han vuelto las tornas. Si en la Edad Media eran los ejércitos europeos quienes en nombre de la Iglesia y su dios pasaban a cuchillo a musulmanes, hoy son esos musulmanes, dueños del petróleo que mueve la economía occidental, los que están pasando a cuchillo a los herederos de esos cristianos guerreros que ahora piden vivir en paz en un estado de bienestar y derechos sociales que no reconocen los fanáticos religiosos seguidores de Alá.

Estamos jodidos. Muy jodidos, porque en las miles y miles de mezquitas que han sembrado en Europa en estos años de tolerancia se adoctrinan a cientos, miles de jóvenes para esta guerra santa del siglo XXI que consiste en castigar con asesinatos y atentados a la sociedad occidental que les ha dado cobijo de la manera más ingenua posible. Ese buenismo que transpiraba en las leyes de un Rodríguez Zapatero, por ejemplo, con la Alianza de las Civilizaciones e ingenuidades varias, han sido aprovechadas por el radical islamista. Porque cuando los musulmanes emigran a occidente de forma individual huyen de la miseria de su país y tratan de integrarse con al cultura del país de acogida. Pero a estas alturas se han formado guetos, sociedades de musulmanes que no sólo no se adaptan a la cultura local sino que presionan para que se legisle en favor de sus costumbres, de sus leyes islamistas. Y como nuestros políticos son unos ñoños acomplejados pues no paran de ceder y ceder. Y así nos va. Nos va fatal.

Joaquín Abad

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