OPINIÓN

El diferencial de inflación

La columna de Economía de Arturo García

Miércoles 22 de octubre de 2014
Hablemos de la competitividad, y su relación con la inflación a través de un ejemplo. Imaginémonos dos industrias similares en Sevilla y en París que produce una materia prima necesaria para otro proceso productivo, o directamente para el consumo, en Zaragoza y en Milán, por ejemplo (pueden poner las ciudades que quieran).En un principio, y a igualdad de precios, Zaragoza compra la materia prima a Sevilla, y París la compra a Milán. Simplemente el coste de transporte hace que esto sea así: París está más cerca de Milán, y Zaragoza está más cerca de Sevilla. Ahora introduzcamos elementos de la realidad. Acuérdense que España entró en el Euro con la peseta devaluada.


Esto lo que significó en nuestro ejemplo es que Zaragoza compraba la materia prima a Sevilla, y París, quizá, pudo comprar la materia prima también a Sevilla porque le salía más barata que si la compraba a Milán incluso incluyendo el sobrecoste en el transporte. Sin embargo, mes tras mes, el diferencial de inflación de España ha sido superior al del resto de la Unión Europea. Esto ha significado que poco a poco el precio de la materia prima producida en Sevilla ha aumentado más que la de Milán. Forzosamente llegará un mes en el que a París le ha resultado más barato comprar a Milán que a Sevilla. Y si el diferencial de inflación sigue perjudicando a España, llegará otro mes en el que también a Zaragoza le resultará más barato comprar a Milán que a Sevilla.

Si esa materia prima es necesaria en otras industrias en Alemania, Reino Unido, Marruecos, Turquía, etc. es posible que en un principio le comprasen a Sevilla, pero terminarán comprando a Milán.

Antes, cuando España tenía moneda propia, la peseta se iba devaluando de manera progresiva, de tal manera que España era capaz de mantener su competitividad; no tanto por méritos económicos, sino por la simple devaluación progresiva de nuestra moneda. Ahora no es así. Esta es otro de los inconvenientes de haber renunciado a nuestra política monetaria.

Ya no hay atajos. Mientras España esté en el Euro, sólo podemos ser competitivos a través de contener los costes lo que incluye los salarios, facilitar el despido, invertir en investigación y desarrollo, fomentar el uso de las tecnologías, aumentar la transparencia de las relaciones económicas, minimizar las empresas públicas, ser estrictos en el control de las finanzas públicas, liberalizar al máximo la economía, etc.

Desde nuestra entrada en el Euro, hemos podido ver, mes tras mes, y ya llevamos muchos, que España tiene una mayor inflación que la media de la Unión Europea. Esta noticia había que buscarla en la sección de breves de Economía de los periódicos. Sin embargo, debería haber estado en la portada de los periódicos y los telediarios. Lo que significa es que mes tras mes se ha ido estrangulando el tejido productivo español, sin prisa pero sin pausa.

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