Escapadas de Fin de Semana

Cogolludo: Un asado acompañado de un buen vino

El Palacio de los duques de Medinaceli es su monumento más emblemático

REDACCION | Miércoles 22 de octubre de 2014
Uno de los pueblos más conocidos de Guadalajara es Cogolludo. Sobre todo se ha hecho famoso por el Palacio de los duques de Medinaceli. No obstante, al margen de su riqueza monumentos en este municipio también se puede degustar un rico asado, así como visitar las bodegas Río Negro. En pleno centro de la hermosa localidad de Cogolludo, al lado del Palacio de los duques de Medinaceli, se encuentra el Hotel Residencia Palacio.Rodeado de un incomparable marco natural y cultural, cercano a los pantanos de Alcorlo y Beleña. SIGUE

Próximo a la ruta negra y a tan solo a 35 kilómetros. del Hayedo de Tejera Negra.

Dispone de 10 habitaciones dobles y 10 habitaciones sencillas calidamente decoradas y con todos los servicios.Disfrutará de una inolvidable estancia y tendrá la posibilidad de conocer las costumbres y la exquisita gastronomía de la zona.

Cogolludo es una villa monumental cuyo asentamiento configura un abigarrado casco histórico formado por numerosas calles estrechas y empinadas que se apiñan alrededor del pequeño cerro del antiguo castillo, del que partían las murallas que rodeaban por completo la villa.

El renacentista Palacio de los Duques de Medinaceli y Marqueses de Cogolludo se alza en uno de los lados de la Plaza Mayor de la villa, fue encargado por el duque de Medinaceli don Luis de la Cerda y construído a comienzos del s.XVI por el arquitecto Lorenzo Vázquez. En el exterior destaca la fachada almohadillada de dos cuerpos, en la que se funden en armonía el nuevo espíritu renacentista con soluciones artísticas aún góticas.

La portada adintelada lleva frontón semicircular apoyado en columnas de fuste excelentemente labrado, y sobre ella se inserta la heráldica del linaje ducal entre dos tallas de ángeles.

La fachada se decora con seis ventanas con columnillas insertas bajo esbeltos arcos y se remata con cornisa y antepecho, decorados con molduras y calados típicos de la ornamentación plateresca. En el interior destaca la sala principal, con una interesante chimenea decorada con yesería gótico-mudéjar, y el excepcional patio, con sus dos cuerpos de columnas corintias, que constituye uno de los más acabados ejemplos de patio renacentista, y es tal vez la obra maestra del arquitecto Lorenzo Vázquez. La fachada almohadillada recuerda la de los palacios florentinos; se divide en dos cuerpos por una línea de impostas el superior, más rico en decoración, se abre en dobles vanos y remata por cornisa con dentellones.

La portada, adintelada, abarca el eje central, con un magnífico escudo ducal sostenido por serafines, sobre ella.

En su interior conserva el patio plateresco con capiteles típicos del renacimiento alcarreo (unos son jónicos, con hojitas brotando del collarino o flores en el ábaco sobre los roleos de la volutas, y otros son compuestos, con formas retorcidas, de buenos artesonados, destaca una chimenea de yesería gótico-mudéjar.


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