Calonge asegura que "el territorio es un auténtico laboratorio para la geología”
REDACCION | Miércoles 22 de octubre de 2014
La comarca de Molina de Aragón y el Alto Tajo, que será evaluada por la Red Europea de Geoparques entre el 18 y el 23 de julio de cara a recibir la declaración de la UNESCO, no sólo posee una enorme riqueza geológica y geodiversidad, sino que además destaca por la gran belleza de sus paisajes. Así lo entiende Amelia Calonge, miembro del Comité científico asesor del Geoparque molinés, Decana de la Facultad de Educación de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) y presidenta de la Asociación Española para la Enseñanza de las Ciencias de la Tierra (AEPECT), para quien la declaración de Geoparque, además de impulsar la puesta en valor y protección de los puntos de interés geológico de esta zona, se abre como una oportunidad de desarrollo para sus pueblos, que agonizan ante la despoblación. SIGUE
Calonge valora, en este sentido, los paisajes sublimes del cañón del río Tajo, la hoz del río Gallo, el entorno de Chequilla, la hoz del Seca, el río Mesa, los cañones del río Piedra o el Monumento Natural de la Sierra de Caldereros.
Pero al mismos tiempo, la comarca de Molina de Aragón y el Alto Tajo es, según la profesora de la UAH, un gran laboratorio de Geología donde “realizan sus estudios científicos de diversas universidades nacionales e internacionales, y se han formado varias promociones de geólogos de la Universidad Complutense de Madrid. Este interés se basa principalmente en su excepcional geodiversidad”, afirma la geóloga.
En Rillo de Gallo, por ejemplo, aparece casi todo el registro geológico del Triásico: “Areniscas y conglomerados de color rojizo que fueron depositados en el fondo de ríos y abanicos aluviales del Triásico que evolucionan a depósitos de llanura mareal a lo largo del tiempo, hace más de 245 millones de años”, comenta.
Muy cerca, la Sierra de Aragoncillo esconde un bosque fósil “único en el mundo”, por su antigüedad, por el excelente estado de conservación de los tejidos vegetales que forman los fósiles y por el hecho insólito de conservar árboles en posición de vida: “Se puede observar cómo sus raíces penetran en el sustrato, el mismo sobre el que estos bosques se desarrollaron hace casi 300 millones de años”. En este sentido, la presidenta de la AEPECT señala la necesidad de adoptar medidas específicas para su conservación y, en esta línea, agradece los esfuerzos realizados por los gestores del Parque Natural del Alto Tajo y el Museo Comarcal de Molina de Aragón para su puesta en valor y protección.
El estratotipo de Fuentelsaz
La localidad de Fuentelsaz del Campo recoge un registro geológico continuo desde el Jurásico inferior al Jurásico medio, en el que sus materiales “incluyen fósiles muy variados, que están muy bien conservados y evolucionan muy rápidamente, con lo cual, la escala temporal que nos proporcionan es de lujo”, afirma Calonge. Por ello, Fuentelsaz es un lugar de referencia a nivel internacional, lo que en Geología se denomina como estratotipo: “Los estratotipos sirven de modelo a escala mundial, lo que significa que cualquier persona, de cualquier lugar del mundo, que estudie estos materiales hace referencia a Fuentelsaz”, aclara.
Pasado el municipio de Checa, en el kilómetro 26, se encuentra el área experimental, donde además de la majestuosidad de las formaciones rocosas del Tajo, se puede apreciar una espectacular roca conocida como el “dropstone”. Se trata, según Calonge, de “una roca arenisca transportada en el hielo de un iceberg durante la glaciación que tuvo lugar a finales del Ordovícico (el segundo periodo del Paleozoico). Al principio del Paleozoico, la placa Ibérica estaba situada más cerca del polo sur y, a lo largo de millones de años, se ha ido desplazando hasta llegar a la posición actual. Al tomar contacto con temperaturas más cálidas, ese iceberg que la sostenía se fundió y el dropstone cayó al fondo del mar, justo en el lugar donde hoy podemos contemplarlo”, relata. Esta estructura se encuentra en la actualidad vallada para evitar la acción devastadora de coleccionistas y aficionados.
Otro de los lugares de asombrosa belleza es la Sierra de Caldereros, catalogada como “Monumento Natural”, donde “si en Fuentelsaz destaca el Jurásico, aquí aparece de manera continua el Triásico inferior, el periodo anterior al Jurásico”, afirma Calonge.
Localidad tipo del aragonito
Los aragonitos, que se encuentran en abundancia en Molina de Aragón y Cobeta, son otro de los elementos de interés de este Geoparque. Fueron catalogados por primera vez en el siglo XVIII por el religioso Joseph Torrubia y su nombre hace honor al lugar donde fueron descubiertos: Molina de Aragón. “Los coleccionistas –comenta la geóloga- se acercan a esta zona en busca de aragonitos, uno de los minerales españoles más representativos”.
Torrubia fue también quien citó los primeros trilobites, localizados en las pizarras del Ordovicico de la zona de Molina: “Aunque no son muy abundantes –apunta- constituyen el registro de antiquísimos ecosistemas marinos”.
También se han hallado huellas de pisadas de reptiles o icnitas, fósiles de invertebrados marinos en los alrededores de Fuentelsaz y Abánades, y algún ejemplo de animales vertebrados.
Desde el punto de vista de la minería, la obtención de recursos minerales ha sido una constante en la comarca. Ejemplos de ello los encontramos, según Calonge, en las salinas de Armallá, Saelices de la Sal o Imón; en las minas de hierro de Sierra Menera, las de plata de Pardos o en la obtención de áridos de Cubillejo del Sitio, como un ejemplo de “geología aplicada”.
Para la decana de la Facultad de Educación de la UAH, “es evidente que no podemos cuidar lo que desconocemos y, en este sentido, hay que conocer la geodiversidad de la Comarca de Molina para poder “cuidarla” en condiciones. Es un compromiso que nos implica a todos”, concluye Amelia Calonge.
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