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Así será el cónclave

El actual cónclave es el primero desde 1829 que se celebra en tiempo de Cuaresma.

He aquí, en diez pasos, cómo discurrirá el cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI: momentos, celebraciones, ceremonias, ritos, palabras, “fumattas”, nombres propios…

Miércoles 22 de octubre de 2014
La "logística" de un Cónclave no está diseñada según pareceres particulares ni modas pasajeras sujetas a la improvisación. La tradición litúrgica -fijada tras la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II- señala con gran precisión las normas y ritos que deben seguirse. Estos están en el Libro de los Ritos del Cónclave. El primer aspecto que se subraya en este libro es la importancia que tiene el Cónclave, ya que supone la elección del Romano Pontífice. Después, centrándose en la Misa que antecede al ingreso en el Cónclave, se dedica todo un capítulo a exponer los ritos y rúbricas de esta celebración eucarística. SIGUE

Decálogo elaborado por Jesús de las Heras.-

1.- La misa pro eligendo pontífice
A tenor de la legislación y ceremonial vigentes, desarrollados en el marco de la constitución apostólica de Juan Pablo II Universi Dominici gregis, firmada el 22 de febrero de 1996, el primer acto de la elección pontificia es la misa del Espíritu Santo o pro eligendo romano pontífice. Tiene lugar por la mañana del primer día del cónclave en la basílica vaticana.

Esta eucaristía es presidida por el decano del colegio cardenalicio, en este caso, el cardenal italiano Angelo Sodano (1927), secretario de Estado de la Santa Sede de 1990 2006. Pueden concelebrar en la misa todos los cardenales, independientemente de su edad. En la actualidad hay, en total, 208 cardenales. El cardenal Sodano también preside las congregaciones generales de cardenales, previas al cónclave, a las que también asistir los purpurados octogenarios.

2.- Procesión de entrada a la capilla sixtina y juramento de los cardenales electores
En la tarde del mismo día, el primero del cónclave, llega el siguiente paso: la solemne ceremonia de entrada en el cónclave y el juramento de los 116 cardenales electores, los menores de 80 años, según decidió Pablo VI y según ratificaron sus sucesores. La procesión arranca de la capilla paolina para llegar a la capilla Sixtina, desde el siglo XVI sede propia del cónclave. La procesión es acompañada del canto de las letanías de los santos y posteriormente, ya en la capilla Sixtina, el Veni, Creator Excluidos los ceremonieros y el secretario del colegio cardenalicio –el arzobispo italiano Lorenzo Baldisseri, secretario, a su vez, de la Congregación para los Obispos- no participan en este rito más que los cardenales electores.

De dos en dos, los cardenales caminan por riguroso orden de precedencia, a tenor de los tres órdenes del colegio cardenalicio –obispos, presbíteros y diáconos-. Lo anterior significa que, en este caso, abren la procesión los cardenales Giovanni Battista Re y Tarcisio Bertone, ambos italianos y los dos únicos de los seis cardenales del orden de los obispos menores de 80 años. Y esto y lo anterior significan también que las sesiones del cónclave estarán presididas por el cardenal Re (1934), exprefecto de la Congregación de Obispos. Tanto el cardenal decano, el ya citado Sodano, como el vicedecano, el francés Roger Etchagaray (1922), superan, pues, los 80 años. Igualmente superan esta edad los otros dos cardenales del orden de los obispos: el nigeriano Arinze (1932) y el portugués Saraiva (1932).

3.- Comienzan los escrutinios y las “fumattas”
Concluida la procesión, con todos los cardenales electores ya en el aula, y tras unas oraciones comienza propiamente el cónclave, en cuyas sesiones electorales solo y exclusivamente participan los cardenales electores, si bien en los escrutinios entran en el aula el secretario del colegio cardenalicio y el maestro de ceremonias pontificios. Este último es el sacerdote italiano Guido María Marini, quien cierra la puerta de la capilla sixtina, que queda custodiada por dos guardias suizos, y pronuncia la célebre frase del Extra onces (“Todos fuera”).

En la primera sesión de votaciones, en la tarde del día primero del cónclave tras los actos ya reseñados, solo hay una votación y correspondiente comunicado a través de la “fumatta”; en el resto de las sesiones hay dos votaciones. Cada sesión electoral de mañana y de tarde es seguida de la “fumatta”. Esto es, en el día primero, por la tarde, tras la primera votación; y a partir de ahí, salvo elección, cada dos votaciones, en torno, pues, a las 12 horas o a las 19 horas.

Eso sí, si la mayoría requerida de dos tercios, se produjera en la segunda, cuarta, sexta u octava votación, se adelantaría la “fumatta”, de color, pues, blanco, con la inequívoca señal de la elección pontificia.

Después de tres días de votaciones sin resultado, el cuarto día los cardenales tendrían una jornada de retiro y de reflexión, y así hasta el escrutinio treinta y tres –que según disposición de Benedicto XVI, de 11 de junio de 2007- las votaciones tendrían como únicos candidatos a los dos cardenales más votados y se alcanzará la elección mediante también la mayoría cualificada de los dos tercios de los votos para uno de ellos.

Benedicto XVI, con sus motu proprios o decretos de junio de 2007 y de febrero de 2013, establece que para la elección válida del Romano Pontífice se requieren siempre los dos tercios de los votos, calculados sobre la totalidad de los electores presentes y votantes, y se excluyen, también en todos los supuestos, otros medios de elección, como los llamados por aclamación, inspiración o compromiso, que no sea el del escrutinio.

4.- En aislamiento total, eso es cónclave
Durante todos los días del cónclave, tanto en la capilla sixtina como en la residencia de Santa Marta –donde se alojan- los cardenales electores tienen terminantemente prohibido y bajo graves penas canónicos, cualquier tipo de comunicación con el exterior, incluidas, por supuesto, las nuevas tecnologías. Para ello se dispone de las pertinentes cautelas e inhibidores de frecuencia.

5.- El color de las “fumattas”
El humo que de la chimenea de la capilla sixtina comunica los resultados –la “fumatta bianca o la fumatta nera”- sale de la destrucción de las papeletas, que son quemadas, en las que los cardenales electores han escrito sus votos, amén de paja y quizás de un producto químico para darle el color correspondiente.

Si la paja y las papeletas se queman sin humedecer, el color que saldrá al exterior será blanco, la señal inequívoca, inefable y gozosa del “Habemus Papam!”. Si se queman humedecidas, el color será negro: los cardenales han seguir votando…

6.- Elección con al menos 78 votos
Una vez que un candidato alcance la mayoría exigida –los dos tercios (78 votos en esta ocasión) hasta la no probable votación 33-, si el elegido es cardenal –lo más previsible y casi seguro y lo que viene ocurriendo desde hace siglos- es preguntado por el cardenal que preside el cónclave, ahora, como queda dicho, el italiano Re, acompañado del primero de los cardenales presbíteros –en este caso, el belgaDanneels- y el primero de los cardenales diáconos –el francés Taurán-, si acepta la elección y el nombre que desea imponerse como Obispo de Roma y Pastor Supremo de la Iglesia Universal.

Estas son las palabras en latín de la pregunta sobre la aceptación de la elección: Acceptásne electiónem de te caónice facta in Summum Pontifficem? Y apenas recibida la aceptación, el cardenal presidente del cónclave pregunta Qui nónime vis vocare? Y el elegido, anteponiendo la fórmula Vocabor, dice también en latín el nombre elegido con su correspondiente numeración histórica.

7.- Ritos tras la aceptación
Para este acto de aceptación del elegido, y como notarios del mismo, han sido llamados al aula electoral (la capilla sixtina), el secretario del colegio cardenalicio y el maestro de ceremonias, junto a dos de sus colaboradores.

Mientras tanto, se ultima la “fumatta bianca”, el ya electo Papa y a todos los efectos Papa va a la sacristía –llamada de las lágrimas…- para vestirse una de las tres sotanas blancas preparadas al efecto, junto al resto de vestiduras que son propias del Sucesor de San Pedro –esclavina y estola rojas con las figuras, en esta, de los santos apóstoles Pedro y Pablo-.

El nuevo papa regresa a la capilla sixtina, donde el cardenal presidente del cónclave le saluda con unas palabras ya prescritas, sigue una breve liturgia de la Palabra, los cardenales rinden personalmente un gesto de obsequio, saludo, felicitación y obediencia al nuevo Sumo Pontífice y se canta el Te Deum.

8.- La “fumatta bianca”: Habemus Papam!
Mientras tanto, la Plaza de San Pedro se habrá llenado ya de cientos de miles de personas, alertadas por la “fumatta bianca”, los medios de comunicación y el repiquetear solemne y festivo de las campanas.

El cardenal prodiácono, el francés ya citado Jean-Louis Tauran, acompañado de ceremonieros, saldrá al balcón o logia central de la basílica vaticana para anunciar a la urbe (Roma) y al orbe (el mundo entero) el nombre del nuevo Papa.

Lo hará también mediante una bien consagrada y conocida fórmula latina: Anunúntio vobis gaudim magnum; habemus Papam: emnimentisismus ac reverendisimus dóminun, dóminum… (citará en latín el nombre propio), sanctae romanae ecclesiae cardinalem (dirá el apellido), qui sibi nomen imposuit…. (dirá el nombre que ha elegido para ser Papa).

9.- El nuevo Papa sale al balcón
Todo este hermosísimo y multisecular ritual se completa, en torno a una hora después de la elección pontificia, con la salida del nuevo Papa al balcón o logia central de la basílica, desde la cual saluda y bendice. Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI aprovecharon la ocasión para dirigir unas palabras, las primeras, pues, de sus pontificados.

El cónclave propiamente ha terminado ya. El nuevo Papa y los cardenales vuelven a la capilla sixtina y se procede a la clausura del cónclave, normalmente tras una eucaristía en la capilla sixtina, presidida por el nuevo Pontífice.

10.- Misa de inicio de pontificado
Días después, según decida el Santo Padre, es la misa solemne del comienzo del ministerio apostólico petrino del nuevo Papa –la antigua misa de coronación, sustituida desde el 3 de septiembre de 1978 por el Papa Juan Pablo I-, si bien ya a todos los efectos el elegido Papa es Papa a todos los efectos.

El nuevo Papa habrá asimismo, en el momento oportuno, de tener otra celebración de comienzo de ministerio en la basílica papal de El Salvador o San Juan de Letrán, catedral de Roma e iglesia cabeza y madre de todas las iglesias. También realiza una primera e inmediata visita a la basílica papal de San Pablo Extramuros.


LOS CÓNCLAVES DE LOS ÚLTIMOS SIGLOS.-

Publicamos a continuación una cronología, facilitada por Radio Vaticano, de los cónclaves de los últimos siglos con algunos hechos curiosos que tuvieron lugar durante su desarrollo.

El cónclave más largo de la historia moderna fue en 1740 para la elección de Benedicto XIV ;duró del 18 de febrero al 17 de agosto, 181 días; los electores eran 51 y 4 murieron durante el cónclave.

En 1758 el cónclave para la elección de Clemente XIII duró del 15 de mayo al 6 de julio (53 días). Entraron 45 cardenales electores, pero en la votación final estuvieron presentes solamente 44.

La elección de Clemente XIV en el cónclave de 1769, duró 94 días, del 15 de febrero al 19 de mayo y los electores fueron 46.

El Papa Pío VI fue elegido en un cónclave que se desarrolló del 5 de octubre de 1774 al 15 de febrero de 1775 (133 días). Los cardenales electores eran 44, pero dos de ellos murieron durante el cónclave.

La elección de Pío VII tuvo lugar en Venecia ya que Roma estaba ocupada por las tropas napoleónicas. El cónclave duró del 1 de diciembre de 1799 al 14 de marzo de 1800 (105 días). Fue el último cónclave fuera de Roma y en el participaron 34 electores.

En 1823 el papa León XII fue elegido después de 27 días ( 2 de septiembre- 28 de septiembre) y los cardenales electores fueron 49.

En 1829 el cónclave para la elección de Pío VIII duró 36 días, del 24 de febrero al 31 de marzo y participaron en él 50 electores.

Gregorio XVI fue el último cardenal no obispo elegido Papa. El cónclave para su elección duró 51 días, desde el 14 de diciembre de 1830 al 2 de febrero de 1831 (51 días) y los cardenales electores fueron 45.

Los cónclaves “cortos” empiezan en 1846 con la elección del beato Pío IX. 50 electores lo eligen Papa en un cónclave que dura 3 días, del 14 al 16 de junio.

En 1878 sube al solio pontificio León XIII después de un cónclave que dura 3 días, del 18 al 20 de febrero y en el que participan 61 electores. El cardenal John McCloskey, arzobispo de Nueva York, primer cardenal no europeo que tendría que haber participado en un cónclave llega demasiado tarde a Roma para hacerlo.

En 1903 es elegido papa San Pío X. Durante el cónclave que lo elige se ejerce por última vez el llamado “Ius Exclusivæ” (el derecho de exclusión del que gozaban diversos monarcas católicos de Europa para vetar a un candidato al papado). En esa ocasión fue el emperador Francisco José I de Austria que ejerció el veto sobre el cardenal italiano Mariano Rampolla. El cónclave duró 5 días del 31 de julio al 4 de agosto. Participaron 64 electores y hubo 7 escrutinios Después de su elección San Pío X abolió el derecho de veto.

En 1914 el cónclave que elige a Benedicto XV dura 4 días, del 31 de agosto al 3 de septiembre. Los electores son 57 y los escrutinios 10. Se quedan fueran de las puertas de la Sixtina dos cardenales estadounidenses y un canadiense por haber llegado tarde. Sin embargo, por primera vez participa un cardenal de América Latina.

En 1922 durante el cónclave que elige a Pío XI vuelven a quedarse fuera dos estadounidenses y un canadiense. Se instituye entonces la regla que establece que desde el inicio de la Sede Vacante los cardenales tendrán un plazo de 15 días para llegar a Roma. Los electores esta vez son 53. El cónclave dura 5 días, del 2 al 6 de febrero y los escrutinios son 7.

En el cónclave que elige a Pío XII en 1939, participa el primer patriarca de rito oriental. El cónclave, el más corto, dura dos días; del 1 al 2 de marzo. Los electores son 62 y los escrutinios 3.

El beato Juan XXIII es elegido en 1958. Por primera vez participan en el cónclave cardenales chinos, indios y africanos. Los electores son 51. El cónclave dura 4 días, del 25 al 28 de octubre y los escrutinios son 11.

En 1963 un cónclave que dura 3 días, del 19 al 21 de junio y en el que participan 80 electores elige como papa a Pablo VI después de 6 escrutinios.

En 1978 el cónclave que elige a Juan Pablo I es el primero donde no participan los cardenales que hayan cumplido ochenta años. El cónclave dura 2 días, del 25 al 26 de agosto, los escrutinios 4 y los electores 111.

En el segundo cónclave celebrado ese año, del 14 al 16 de octubre, ( 3 días) 111 electores eligen al beato Juan Pablo II después de ocho escrutinios.

En 2005 Benedicto XVI es elegido papa en el cuarto escrutinio de un cónclave que dura 2 días, del 18 al 19 de abril y que cuenta con el mayor número de cardenales electores de la historia: 115.

El actual cónclave es el primero desde 1829 que se celebra en tiempo de Cuaresma.





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