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INTERVIU: Suárez Trashorras: 'La cárcel no es lugar para mí”

INTERVIU: Suárez Trashorras: "La cárcel no es lugar para mí”

Por REDACCION
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redaccionguadanewses/9/9/19
jueves 10 de marzo de 2016, 17:53h

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Vendió 150 kilos de dinamita de la mina en la que había trabajado a los integristas que la hicieron estallar en los trenes de Madrid y mataron a 191 personas. Ganó 400.000 euros, que se gastó, dice, en fines de semana de “coches, drogas y mujeres”. Condenado a 34.715 años y enfermo de esquizofrenia, lleva 12 años en la cárcel. Desde su celda de El Dueso, donde lee la Biblia y recibe una terapia con perros, se muestra arrepentido e insiste en que no sabía el destino de la Goma-2: quiso engañar a los moros, afirma, y ellos le engañaron a él. Su abogado, Francisco Miranda, pide que se le aplique la prisión permanente revisable, una norma implantada por el PP. Si lo consigue, Trashorras podría salir de permiso este mismo año. Minero jubilado por padecer esquizofrenia, confidente policial, traficante de drogas y explosivos, en su carta a interviú Trashorras explica lo que él llama su “evolución personal”en estos 12 años de cárcel. Trashorras, que empezó dando alas a teorías conspiratorias, afirma que su encuentro en prisión con el que hoy es su abogado, Francisco Miranda, le convenció para “dar a conocer al juzgado todo aquello en lo que había participado y mostrar mi más sincero arrepentimiento”. Así, por ejemplo,“empecé a afrontar el pago de mi responsabilidad civil. Había sido declarado insolvente [por la sentencia], pero esto era parcialmente cierto pues yo tengo más ingresos”. Desde entonces, Trashorras paga una cantidad mensual a las víctimas como parte de su condena.Doce años después de la matanza, el antiguo minero condena “cualquier acto violento sea por motivos religiosos o políticos en cualquier parte del mundo”. Y afirma: “Soy socio de Cruz Roja, y he donado a Cáritas alguna pequeña cantidad”. La enfermedad de su madre –“la persona más importante de mi vida”, escribe– le hizo también sufrir y reflexionar. La mujer, Agripina, murió de cáncer en diciembre del pasado año. Unos días antes, Trashorras pudo ir a su casa de Avilés, escoltado, para despedirse de ella.En 2011, Trashorras fue trasladado de celda y llegó a la prisión de El Dueso (Cantabria), donde sigue actualmente y desde donde ha escrito este testimonio. “Una vez que llegué aquí me incorporé al programa TACA (Terapia Asistida con Animales)”. Se trata de un plan de asistencia a enfermos mentales como él, que padece esquizofrenia paranoide y tiene una discapacidad reconocida del 62 por ciento. Antes, en la prisión de León, Trashorras había participado en programas de desintoxicación de drogas (fue adicto a la cocaína). Sus compañeros le eligieron, cuenta, “presidente del módulo de respeto por votación unánime. Ocupé el cargo durante más de cuatro años hasta fechas recientes que dimití. También pasé a formar parte de la comisión de ayuda legal, realizamos escritos al juez e Instituciones para los compañeros que lo necesiten sin coste alguno para ellos”. Conoce al minero que vendió los explosivos del 11-M en exclusiva aquí, en nuestra edición PDF. Minero jubilado por padecer esquizofrenia, confidente policial, traficante de drogas y explosivos, en su carta a interviú Trashorras explica lo que él llama su “evolución personal” en estos 12 años de cárcel. Trashorras, que empezó dando alas a teorías conspiratorias, afirma que su encuentro en prisión con el que hoy es su abogado, Francisco Miranda, le convenció para “dar a conocer al juzgado todo aquello en lo que había participado y mostrar mi más sincero arrepentimiento”. Así, por ejemplo, “empecé a afrontar el pago de mi responsabilidad civil. Había sido declarado insolvente [por la sentencia], pero esto era parcialmente cierto pues yo tengo más ingresos”. Desde entonces, Trashorras paga una cantidad mensual a las víctimas como parte de su condena.Doce años después de la matanza, el antiguo minero expresa su rechazo a “cualquier acto violento sea por motivos religiosos o políticos en cualquier parte del mundo”. Y afirma: “Soy socio de Cruz Roja, y he donado a Cáritas alguna pequeña cantidad”.La enfermedad de su madre –“la persona más importante de mi vida”, escribe– le hizo también sufrir y reflexionar. La mujer, Agripina, murió de cáncer en diciembre del pasado año. Unos días antes, Trashorras pudo ir a su casa de Avilés, escoltado, para despedirse de ella.En 2011 Trashorras fue trasladado de celda y llegó a la prisión de El Dueso (Cantabria), donde sigue actualmente y desde donde ha escrito este testimonio. “Una vez que llegué aquí me incorporé al programa TACA (Terapia Asistida con Animales)”. Se trata de un plan de asistencia a enfermos mentales como él, que padece esquizofrenia paranoide y tiene una discapacidad reconocida del 62 por ciento. Antes, en la prisión de León, Trashorras había participado en programas de desintoxicación de drogas (fue adicto a la cocaína).Sus compañeros le eligieron, cuenta, “presidente del módulo de respeto por votación unánime. Ocupé el cargo durante más de cuatro años hasta fechas recientes que dimití. También pasé a formar parte de la comisión de ayuda legal, realizamos escritos al juez e Instituciones para los compañeros que lo necesiten sin coste alguno para ellos”. Sigue leyendo : http://www.interviu.es/
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