En aquella jornada victoriosa del dieciséis de julio de mil doscientos doce, Navas de Tolosa, en lo más fiero de la batalla, los bravos del Concejo de Atienza, a la derecha del Rey y comandados por el obispo guerrero don Rodrigo Ximénez de Rada acometieron su flanco, con la bandera o pendón de la Caballada al frente.
Confirmaban la fidelidad al Monarca en el momento de mayor peligro, en el campo del honor y de la batalla,”Señor ,hoy es día de vencer o morir como cristianos” dijo Ximénez a su Rey cuando se temía la derrota, perduraba la fidelidad mostrada cincuenta años antes con el mismo Rey. Los recueros de Atienza, entonces, siendo niño le habían salvado, vida y corona, contra su tío Fernando II de León. Allá hacia Pentecostés de mil ciento sesenta y dos, en una amanecida, escondido entre esos recueros salvadores, vestido como ellos y burlando el cerco leonés que sitiaba la fortaleza atencina, refugio del tierno infante, fue puesto a salvo en la lejana ciudad de Avila
Recordará esta jornada de la Primera Feria Medieval, la Atienza de las murallas fuertes, tres cercos alrededor de la roca del castillo, de las iglesias que aún perviven en románico, gótico, barroco, las callejas trazadas con recuerdos árabes y judíos, las plazas porticadas donde antaño se celebraban mercados precursores de ferias de suma importancia. Merece recordar la Cofradía de Santa Catalina, la de los carniceros, que tenía a principios del siglo XII su propia feria y desde el siglo catorce hasta finales del siglo veinte, la de San José, el diecinueve de marzo. Feria de ganados, ovino, vacuno, mular, de lanas, cereales, frutas, con artesanos ceramistas, cencerreros, herreros fabricantes de instrumentos de labranza y diversas actividades variadas, entre otras la de los plateros provenientes de Córdoba, quienes trajeron a la Comarca sus obras de arte en plata de vasos sagrados, custodias e insignias de cofradías y gremios.
Esta Primera Feria Medieval hará circular por las calles y plazas de Atienza viejos recuerdos y escenarios redivivos por las buenas gentes de la Comarca, con sus puestos de venta, con la música callejera, con el desfilar de soldados, con la magia de las brujas, las misteriosas y las brujas buenas de los cuentos para los niños.
Todo a partir de las primeras lanzadas de luz con que el sol de saliente herirá con su brillo las piedras milenarias del entorno .Toda la jornada, luz, música, vestuarios, olores de los puestos, actos de pequeños teatros, talleres didácticos de oficios medievales, muestras de objetos perdidos en el tiempo, harán de Atienza una Villa en un día de feria de la Edad Media.
La noche se despedirá con el fuego , con el sonar de metales de combate ,con el ondear final de los pendones y el guiño de la luna como trepando sobre la torre del homenaje del castillo completará la magia.
Es el día para que las gentes vengan a vernos y participen de un escenario en tecnicolor de historia y nostalgia. Para hacer disfrutar de esta magia, los servicios de guía y orientación acercarán a los visitantes a los puntos y momentos de mayor interés en la jornada.
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