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INTERVIU La vida en los barcos de los antidisturbios

INTERVIU La vida en los barcos de los antidisturbios

Por REDACCION
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redaccionguadanewses/9/9/19
miércoles 04 de octubre de 2017, 18:46h

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Desayunos de seis a nueve y media , comidas de una a tres, películas para pasar el tiempo y carreras para entrenar. . Los policías y guardias civiles antidisturbios embarcados por Interior viven tensas esperas en tres hoteles flotantes entre servicio y servicio. Estos días, al amanecer y al atardecer, las mejores horas para hacer footing en Barcelona, se multiplican los muy numerosos runners que habitualmente corren por la ciudad, sobre todo en la ronda del Port, junto al mar. Los nuevos corredores que han aparecido son policías y guardias civiles de las unidades antidisturbios desplazadas desde diversos puntos del país. Se han dado cuenta de que hay cinco kilómetros justos de camino llano entre los muelles de Lepanto y del Príncipe de España –donde están amarrados los ferrys que les dan alojamiento– y la estatua de Colón, por donde las ramblas desembocan en el Mediterráneo.

Cinco kilómetros, ida y vuelta, es una distancia ideal para entrenar. La carrera diaria es una de las actividades a las que más han recurrido los miembros de las UIP de la Policía y los GRS de la Guardia Civil para matar el tiempo entre servicio y servicio durante “la calma que precede a la tempestad”, dice uno de los agentes embarcados. La pasada semana, su actividad se fue intensificando paulatinamente, con salidas de vigilancia, hasta que llegó la tarde del viernes.

Los antidisturbios que salieron esa tarde de la panza de los ferrys Rhapsody y Moby Dada marcharon con hora de salida, pero sin hora de retorno. Pasta per tutti La última película que vieron en el Rhapsody, ese mismo día, fue Ocean’s Twelve. George Clooney les despidió sonriendo desde las pantallas del barco. Tres pelis al día son el principal entretenimiento a bordo, dado que no hay wifi “en esta barriga de metal”, dice el policía. El wifi es la principal carencia que coinciden en señalar otras fuentes del contingente embarcado. Seis mil policías y guardias de los 10.300 que el Gobierno ha concentrado como refuerzos en Cataluña se alojan a bordo de los ferrys Rhapsody y Moby Dada, en el puerto de Barcelona, y el crucero Azzurra, en Tarragona. El Rhapsody y el Azzurra son de la naviera italiana GNV (Grandi Navi Veloci), dedicados al refuerzo estival de las conexiones de Génova y Livorno con Cerdeña y Sicilia. El tercer buque, el Moby Dada, polémico por su decoración con dibujos de la Warner, es un crucero vacacional de la naviera italiana Moby, que opera entre las islas italianas Elba, Malta y Gozo. Los tres barcos tienen parecida capacidad de alojamiento –1.638 pasajeros el Moby Dada, 2.480 el Rhapsody y 2.180 el Azzurra– y carga: quinientos vehículos cada uno. Interior los encontró en una apresurada gestión; ninguna naviera española tenía un ferry disponible para su plan de alojar policías.

La pasada semana, el coordinador del PDeCAT, Josep Rull, denunció que el alquiler de los barcos se aproxima a los 300.000 euros diarios, pero expertos del sector náutico lo desmienten. En el caso de Barcelona, la factura se inauguró con 1.500 euros de atraque de cada buque. El amarre, según esas fuentes, ronda los 1.000 euros diarios. Y el alquiler, los 20.000 diarios por cada barco, sin contar las comidas y otros servicios derivados del alojamiento. Esos servicios han mejorado notablemente, indican agentes embarcados. Interior atajó en 48 horas un problema de serio potencial: la calidad de la comida. Hace doce días, los primeros agentes alojados en el Rhapsody se enfrentaron en el desayuno a “un vaso de café muy malo y aguado, y un croissant envuelto en plástico”, cuenta un miembro de la UIP. Al día siguiente, el desayuno volvió a ser tan malo, que los policías preferían completar su colación en los bares de Barcelona. “Algunos salíamos al Mercadona a aprovisionarnos”, relata la misma fuente. Hasta que Interior se quejó.

“La comida ahora es bastante buena”, relata un embarcado. El menú ha cambiado en las bandejas de los policías que hacen cola para entrar en los atestados comedores del Rhapsody y de los otros barcos. El lleno es total, en un ambiente de “plena efervescencia”. En el Rhapsody, los desayunos se parecen a los de un hotel: el café es mejor, y hay bollería, cereales, fruta, yogures variados y huevos revueltos. La comida se ha hecho más suculenta: pastas italianas, lasagnas y carne o pescado en salsa. El pasado miércoles, el menú italiano varió con un plato de alubias con arroz. Para poder dar comidas a todos, hay turnos entre las 6:00 y las 9:30 para desayunar, y de 13:00 a 15:00 para comer.

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