El fundador de los Asilos en España, se llamaba Saturnino López Novoa y era de Sigüenza

Saturnino López Novoa nació un 29 de Noviembre en la mitrada ciudad de Sigüenza, en el año 1830. Tras pasar su infancia en Sigüenza, marchó a la localidad de Berlanga de Duero, donde su tío Don Basilio Gil y Bueno era magistral de la colegiata.

Tras su estancia en Berlanga, regresó a Sigüenza para ingresar en su seminario. Una vez terminados sus estudios, fue nombrado sacerdote en el año 1855. Reclamado por su tío, que en aquellos momentos era deán y vicario capitular en la diócesis de Huesca, recala en la ciudad oscense de Barbastro, donde será nombrado profesor de Teología del seminario y párroco de Barbastro. Al ser nombrado su tío, obispo de Huesca, es nombrado secretario de cámara y canónigo del cabildo.

En 1864 es nombrado Chantre, cargo que solo podía designar la Santa Sede.

1868 y la llegada de la llamada revolución “gloriosa o septembrina” significó un gran cambio en la vida de don Saturnino, ya que él y su tío serían desterrados de Huesca por la Junta revolucionaria de la localidad.

Este destierro de don Saturnino provoca grandes protestas en la ciudad ya que el clérigo se había caracterizado por sus venerables actos de caridad con los más pobres. Don Saturnino participó en el Concilio Vaticano I, como Teólogo Consultor.

Al regresar a España, el sentimiento solidario y de amor a los más pobres se hace aún más latente en don Saturnino y funda en Huesca una residencia de Hermanitas de los Pobres, congregación francesa que se estaba instalando por España. Al conocer el funcionamiento de estas residencias, don Saturnino piensa que se necesitan otro tipo de residencias con
un carácter más español, y aquí es donde surge su gran obra que será reconocida por la totalidad de la población: Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados.


Junto con Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, don Saturnino compone los estatutos de esta congregación que se convertirá en un referente en el cuidado y auxilio de los ancianos de toda España.

Estableció la sede madre en Valencia, donde fundaría el Asilo y Noviciado de las Hermanitas Desamparadas y estableció desde allí, toda una red de residencias que alcanzarían la columna vertebral de España. Sin duda alguna, dos de los más conocidos son el Asilo de Sigüenza y el de Guadalajara, donde todavía hoy las monjitas siguen cuidando a los ancianos de nuestra provincia, con innegable esfuerzo y amor por los ancianos.

Don Saturnino tuvo que lidiar con una gran epidemia de cólera que se extendía por España. Su actitud ante la enfermedad y los cuidados que procuró al pueblo, le hicieron ganarse la Cruz de Beneficencia, cosa que el rechazó alegando que él no quería otra cruz que no fuera la de Cristo.

Aquejado de una grave neumonía, don Saturnino murió en 1912, dejando en su legado una de las instituciones más queridas por los españoles. El lector pasará un buen rato, disfrutando de la lectura del fabuloso libro sobre don Saturnino, escrito por el también seguntino, y arzobispo de Sevilla, don Juan José Asenjo Pelegrina


José Luis Alguacil Rojo