Sesenta palistas en el Descenso local del Tajo

A las once de la mañana, salía desde la sede del Club, en la calle Jardines, el transporte de las piraguas, en dirección a la presa de Azañón, desde la que estaba programada la salida del Descenso. Hasta allí se acercaron hasta sesenta palistas de todas las edades y categorías que se echaron al agua, en algunos casos por primera vez. El descenso se organizó de tal manera que los veteranos del club aconsejaban y apoyaban a los neófitos.

Los participantes, sin competición alguna, debían cubrir un tramo de ocho kilómetros, que mezcla rápidos y remansos, pero que desde el lugar elegido para la salida tiene una dificultad baja. La meta se situó en el mismo puente de Trillo. Los últimos participantes llegaban al filo de las 15:00 horas de la tarde.

Cuando todos los participantes completaron el recorrido, compartieron el aperitivo en el entorno de la calle del Molino, que va a morir precisamente en la orilla misma del Río Tajo. De velar por la seguridad de la prueba se encargó una unidad del SEPRONA de la Guardia Civil, que cerraba el descenso con una lancha zodiac, y voluntarios de la Cruz Roja de la demarcación de Brihuega que siguieron el desarrollo de la prueba en la cercanía de los caminos que bordean el río.