Crónica del XX Triatlón de Pálmaces

El público se ha congregado a lo largo de la orilla del pantano y contempla el espectáculo de las brazadas y la espuma mientras espera a que los nadadores completen la vuelta. A los atletas les cuesta enfilar la primera boya y el viento -como ya se apuntaba- empieza a endurecer la prueba desde su comienzo.

El primero en salir del agua es Jordi Giménez (dorsal 29), visiblemente cansado. Y casi al mismo tiempo salen también Aída Valiño (2) y Brais Canosa (18). En todos los rostros se nota la fatiga. Respiran despacio antes de emprender el camino a Atienza, en plena transición. Poco a poco van saliendo todos los nadadores, y todos escuchan también el ánimo del público mientras cogen la bicicleta: "Ánimo, Ana", "Venga, Juan", "¡Vamos, Nachete!"...

El agua está marcando grandes diferencias. Los juniors están nadando bastante bien.

En la bicicleta necesitan cierta paciencia hasta coger el ritmo adecuado. Ponen a cero sus cronómetros, buscan la postura más aerodinámica.

Ahora el viento les favorece. En la bicicleta empiezan a mover mucho desarrollo a la ida. El recorrido y el viento casi les empujan. Mientras, ajenos al esfuerzo de los atletas, la plaza del pueblo rebulle. El bar no ha parado ni un segundo.

En el frontón, las zapatillas para correr están dispuestas a que lleguen los triatletas: ordenadas, como los zapatos el día de Reyes (225 pares, 450 zapatillas). Refresca la tarde cuando los primeros ciclistas llegan a Atienza y emprenden el duro camino de vuelta. Ahora el viento de cara les impide recuperar. El mismo viento que mueve las hojas de las parras, de los aligustres y el magnolio que preside la plaza de Pálmaces; florecido tardíamente en mitad del verano.

Un cartel cercano a la línea de meta reza: "¡Siempre con nosotros! David Quirós". Es un homenaje a un triatleta joven, muy querido por todos y recientemente fallecido en accidente de carretera.

Con un tiempo de 1:51:44 llega Gustavo Rodríguez (dorsal 16) al frontón, con cierta calma. Salió en el puesto 26 de la natación, pero ha recuperado todo el tiempo perdido hasta ponerse en cabeza. Deja su bicicleta, se cambia las zapatillas, se coloca las gafas y comienza la carrera a pie. Por megafonía anuncian el abandono por problema mecánico (un pinchazo en la rueda) de Brais Canosa. Cuatro minutos después llega Dani Múgica (dorsal 17), un especialista en la carrera a pie. El público lo sabe y lo anima. ¡hay carrera!

Enseguida llega también Guillermo Bogas (dorsal 22).

Los aplausos dan mucho calor, compensando la tibieza de la tarde. Rubén Galván llega también, después de hacer una marca magnífica en la bicicleta. (En ese preciso aparece Brais. Se le adivina un gesto de contradicción por haber tenido que abandonar; pero también sonríe, agradecido, por los aplausos del público). Aída llega 12 minutos después. Fue la vencedora de la edición anterior y parece que de nuevo se impondrá en la categoría femenina.

199 atletas salen para la carrera a pie (ya ha habido 26 abandonos). Todos salen con ganas, con fuerza, ilusionados y dispuestos a recuperar tiempo en esta última parte de la prueba; ajustándose los dorsales a la cintura. "Ánimo, triatletas", grita un niño animando a todos. Los voluntarios de la organización -todos ellos vecinos del pueblo- están atentos a cualquier detalle, concentrados en facilitar las cosas a los deportistas.

Gustavo completa la primera vuelta (de las dos en que consiste el circuito a pie). Pocos minutos después lo hace Dani (le ha recortado medio minuto). Rubén y Guillermo lo hacen
juntos. En la mesa de los jueces uno de ellos dice" tengo una amarilla", y habla > de un ciclista que se ha refugiado constantemente detrás del coche de ambulancia. Mientras el público se va acercando a la recta de meta. Se nota la comunión entre espectador y deportista. Se hace un pasillo para recibir al campeón de la XX edición de uno de los triatlones más queridos por los atletas.

Vuelve a levantarse el aire y se agitan las hojas de los árboles. Un aire fresco, casi frío... Entonces llega Gustavo Rodríguez, con un tiempo de 2:41:15, levantando las manos y con una expresión de absoluta satisfacción en su rostro.

Nada más pasar la línea de meta dice: "Estoy emocionado. Este es un triatlón muy especial para mí. Todos los triatletas que venimos aquí agradecemos a la gente volcada con nosotros. Es impresionante, es un honor ganar aquí".

Tres minutos después cruza la línea de meta Daniel Múgica, que ha conseguido recortar más de un minuto en la carrera a pie. "Muchas gracias a todos", acierta a decir mientras coge aire. Y van llegando los demás. "Me sabe a gloria, porque me encanta esta carrera", dice Guillermo Bogas, tercer clasificado. Gustavo se acerca saludarle. Se estrechan la mano durante varios segundos mientras comentan incidencias de la carrera. Otro de los atletas se descalza nada más llegar. Tiene los dedos ensangrentados por las rozaduras.

Cuando llega Aída, primera en su categoría y 14ª de la prueba, el público aplaude con más fuerza aún. Repite triunfo. "Estoy muy contenta. Este triatlón es increíble, me gusta muchísimo", comenta cansada, pero muy sonriente. La olímpica Ana Burgos, ganadora hace dos años, llega segunda, y a continuacion Yolanda Santos, del Club Triatlón Guadalajara, completando el podio.

Y así van llegando todos. El público no se mueve. El ambiente es cada vez más festivo. El sol va declinando y la tarde enfriándose. Dos atletas llegan abrazados a la línea de meta.

Otros, los que ya han terminado, hacen estiramientos o charlan en el pasillo de meta para animar a los que aún no han terminado la prueba. Nadie se mueve de la plaza hasta que llega Carlos, el último en cruzar la meta. Los mismos aplausos, el mismo calor de la gente. Han pasado cuatro horas y cuarenta y siete minutos desde que comenzó la carrera.

El Club Triatlón Guadalajara, que casi podría considerarse local en esta prueba, ha vencido por equipos en categoría masculina y femenina, con Pablo Aparicio, Alberto Codinach y Adolfo Giménez en chicos y Yolanda Santos, María Barriopedro y Arantxa Saldise en chicas.

Después tiene lugar la entrega de premios, en todas sus categorías.

Pero antes se guarda un respetuoso y emotivo minuto de silencio por el tristemente fallecido David Quirós. Con la plaza rebosante de gente. Y unos minutos más tarde comienza la cena en la misma plaza del pueblo, para todos: atletas y público. Una "fideuá" de marisco, pollo y costillas de cerdo para 700 personas. Una cena que se alarga hasta más allá de las doce de la noche.

Entonces comienza el baile, la música, también en el frontón... Y solo cuando acabe la fiesta habrá concluido también esta XX edición del triatlón de Pálmaces: una verdadera fiesta popular.