Imposible justificar

Me estoy refiriendo al acoso antidemocrático que miembros del Partido Popular están sufriendo por asumir responsabilidades en las instituciones o, en otros casos, por ser simplemente afiliados al partido.

Esta mañana cuando iba en el coche, escuchando la radio, alguno justificaba e intentaba defender estos comportamientos antidemocráticos e indefendibles. “Es un drama social lo que muchas familias están sufriendo hoy – decía, y es comprensible que la gente se eche a la calle de esta manera”. No podía, por menos, quedarme boquiabierta ante tan disparatada afirmación. Efectivamente, es un drama social y una gran tragedia. Todos, de manera directa o indirecta, estamos sufriendo las consecuencias del desempleo y de esta crisis. ¿Qué familia se libra de que alguno de sus miembros esté en paro, de tener a alguien cercano con graves dificultades para cumplir con sus obligaciones de pago o de sufrir la tragedia de verse abocado al cierre de un negocio? Podría poner miles de ejemplos. Sin duda, esas personas también sufren, incluso se avergüenzan por la situación en la que se encuentran, e intentan luchar “con uñas y dientes” para salvar la situación y, desde luego, no centran sus esfuerzos en coaccionar, violentar o acosar por diferentes vías a las personas que forman parte de un partido político.

Así es imposible justificar que un diputado nacional sea increpado, insultado o agredido verbalmente en su domicilio particular por un grupo de personas que, aunque puedan defender intereses razonables, pierden cualquier tipo de justificación con estas conductas.

Imposible justificar, de igual manera, que un consejero de nuestra comunidad autónoma sea acorralado, presionado o acosado por otros ciudadanos en una estación de tren, ya que aunque éstos pretendan defender intereses lícitos, pierden toda legitimación con este tipo de comportamientos.

Imposible de justificar que la fachada del Ayuntamiento de mi pueblo aparezca repleta de difamadoras e insultantes pintadas contra la alcaldesa y su equipo de gobierno, también del PP.

Imposible de justificar que una afiliada, que se encontraba en la sede del PP en Tenerife, sea agredida por un hombre que entró en dicha oficina.

Imposible de justificar que miembros de otros partidos políticos no rechacen rotundamente estas conductas, como el “escrache” que los miembros del PP sufren, o que algunos periodistas o determinados medios de comunicación excusen estas actitudes, alegando la difícil situación que se está viviendo en España.

Se está trabajando duro, muy duro. Se han adoptado decisiones realmente difíciles a todos los niveles. Pero no podemos olvidar que todas las gestiones persiguen un único objetivo: sacar a España adelante. En esta línea, se están concentrando todos los esfuerzos en buscar soluciones a este acuciante drama social y al resto de los graves problemas de España.

Por tanto, es imposible justificar, admitir, excusar, consentir o aceptar este tipo de comportamientos. Y no es justo. Ni para el equipo de Gobierno de España, encabezado por nuestro presidente Mariano Rajoy. Ni para las personas que lideran cualquiera de las comunidades autónomas del partido popular, como es el caso de Castilla La Mancha.

Tampoco para el grupo que dirige, por ejemplo, la Diputación de Guadalajara, ni para los que gestionan cualquiera de los ayuntamientos de nuestros pequeños pueblos, como es el caso de Brihuega, aunque hay miles de ejemplos como estos. Y desde luego, esto no es justo especialmente para la sociedad española, que en su mayoría muestra conductas ejemplares y cree firmemente en la necesidad de que primen los comportamientos democráticos.

Ana González García
Senadora PP Guadalajara